miércoles, 13 de agosto de 2014

RELACIÓN TEXTUAL

Al gerundio de tus piernas es que quiero llegar,
al subgénero, al núcleo,
al punto y coma
y que el semántico de mi ser
se desprenda hasta la profundidad sintáctica
de tu objeto directo.

Hacer de la anáfora el recurso de tu boca,
un verboide para tus adverbios desnudos.

Besarte las sinalefas,
que sientas mi soneto
sin contar los versos que te dedico sin más.

Primera y segunda persona,
tiempo presente, modo indicativo del verbo textuar:
morfología, dativo, etcétera.

Cotexto, siempre con vos.
Aventar las solapas
que dividen el predicado y el sujeto
que escondes en el placard
y en el complemento agente.

Dar vuelta la página como imperativo cuerpo
y evocar el canto de las sirenas
(onomatopeyas de dolor)
predicativo subjetivo obligatorio.

¿Para qué? Paratexto.
Preposiciones indecentes (y candentes),
metátesis (éxtasis) y metonimia todo el día,
diptongo intertextual toda la noche.