jueves, 23 de julio de 2015

GOMBROWICZ, también la filosofía


Cuando la filosofía se empecina en explicar "todo" con conceptos sumamente abstractos, arbitrarios y categorías incomprensibles, sugiero leer "Curso de filosofía en 6:15 hrs" de Witold Gombrowicz.
En una semana, el polaco brindó una serie de exposiciones a pedido de Rita y un par de amigos, sobre los filósofos más importantes que luego se publicó en un libro, un deseo pendiente que logró cumplir poco antes de su muerte.
Gombrowicz explica cada tesis y teoría desde Kant y Hegel, pasando por Nietzsche y Sartre, con una claridad impecable.
A mi criterio, tiene una visión un poco trivial respecto del marxismo (sabemos de su "anticomunismo"), pero no deja de llamar la atención sus conocimientos que pueden observarse incluso en su narrativa.
Un par de frases que a continuación paso a transcribir me resultan muy significantes: "Para mí es un misterio que libros interesantes como los de Shopenhauer (¡y los míos!) no encuentren lectores". "Sartre intenta conciliar el existencialismo con el marxismo, lo que por supuesto es una pamplina".
Siempre atento a todo Witoldo.

sábado, 18 de julio de 2015

El Aleph Comprimido

Se me ocurrió una idea genial, inédita: escribir una versión del famoso cuento de Jorge Luis (no lo apellido por razones lógicas) pero achicado, más discreto, breve, que se yo. En vez de "engordado", que sea flácido, desnutrido, menudo.
Arrancaría así: "Una mañana de calor cagó Betty...", a modo de acotar tanto preámbulo.
En otro sentido, por ejemplo respecto de las fotos de Beatriz, mi narrador describiría un solo cuadro donde ella esté con todos, y listo.
En vez de que Daneri escribiera un poema titulado "La tierra" en la que describe el planeta, en este caso sería autor de "El pueblo" (suena más progre además).
Por otra parte -y como se supone- el "aleph" no será el punto donde se unen todos los puntos del universo sino una bolilla de pequeño ruleman en donde adentro haya, simplemente, la nada misma (y acá engancharía con el nihilismo que tanto me atrae filosóficamente) y en la que el protagonista, por lo tanto, apenas divise una sombra en vez de tanto "vi, vi, vi...".
Temiendo futuras censuras y/o juicios de propiedad intelectual (lo más burgués del conocimiento) me pondré un seudónimo para evitar tales fines que dañen mi integridad moral y física.


                                                                                                                                                                                     Antonio Viga

sábado, 4 de julio de 2015

Breve comentario sobre “Aquí América Latina” de Josefina Ludmer

 

Con un importante corpus de lectura y audiovisual, Ludmer logra un ensayo preciso para explicar algunas categorías que la literatura define para la sociopolítica previa a la crisis del 2001.
En forma de diario, entrevistas con autores (entre los que se destacan Héctor Libertella y Martín Kohan), notas al pie, citas de periódicos, la exposición de la autora de “El género gauchesco” señala cómo la “realidadficción” (todo junto, como una totalidad que conlleva sus propias variaciones) establece la recategorización de los términos que componen la narrativa en lengua hispana al finalizar la década del 90.
La realidad y la ficción parecen no sacarse ventajas. Ludmer demuestra que la literatura, mejor que nadie, expresa aquellos componentes de una realidad solapada, pero realidad al fin que encuentra en la ficción su mejor estadía.
Autores como Aira, Suez, Gamboa, Vallejos, Bellatin, entre otros, para Ludmer han creado obras que determinan la territorialización en el cual se mueven los personajes que el sistema económico ha generado: los marginados, los pobres, los inmigrantes, los exiliados: clases populares que sufren el devenir final de una etapa capitalista salvaje como lo fue el neoliberalismo y desembocará en la Crisis del 2001.


Y con ello, el lenguaje. Ese poderoso armamento que produce sentidos, identidad, memoria. Porque salir del territorio en busca de mejor calidad de vida implica irse con un lenguaje a otro, dentro de hispanoamérica y fuera de ella. Las inmigraciones entre países limítrofes generan un nuevo agente social que funciona como una dialéctica con el habla y las características ontológicas del sujeto que hace de la Argentina un territorio cosmopolita por excelencia.
Ludmer ejemplifica fehacientemente, aporta datos determinantes de fuentes muy amplias y, como ya sabemos, lee a montones y da cátedra de su conocimiento una vez más.
Con este ensayo, Ludmer vuelve al ruedo sobre los temas que más le interesan: la capacidad de la ficción para interpelar la realidad, la sociología de la literatura y el propio continente en el que se mueven los objetos y sujetos para la experimentación ensayística.