Decálogo

1. Un buen lector abandona una obra si ésta le resulta desafortunada o no cumple con los motivos que lo llevaron a leerla. No debe hastiarse con un libro que no le place (no lo merece).
2. Se deben compartir las lecturas: prestar el libro o bien leer entre dos o más personas. Las buenas historias o el buen decir deben colectivizarse.
3. Los autores de este decálogo autorizan la apropiación de un libro de librería o comercio, si el precio es el obstáculo para adquirirlo.
4. Una obra debe devolverse a tiempo y forma luego de leerla, ya sea a su propietario, biblioteca y/o institución, para que de inmediato otros la puedan aprovechar.
5. Los libros ajenos (o que se usan de manera social) no se rayan.
6. Obsequiar un libro es sentimiento de respeto y dignidad.
7. Debe saber el lector que el momento más ameno de la lectura se crea en base a un espacio y tiempo que brinden comodidad y satisfacción.
8. Ser el receptor de una obra significa exigirse a uno mismo en calidad del relato, lenguaje y personajes, de modo que podamos ser obsecuentes con nuestra función.
9. La voluntad, el deseo de aprender, la imaginación, la ética y la perseverancia son valores fundamentales para la formación lectora. Ser críticos nos ayuda a comprender mejor el mundo.
10. Lea y goce de ello.

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