Luego de más de treinta años de
democracia, nuestro país parece no querer salir de un sistema que se
mantiene vigente a causa de la explotación capitalista, del hombre
por el hombre, con crisis que golpean el bolsillo de los que
trabajamos.
No quiero caer en las consignas obvias
del troskysmo. Muchos piensan que hablar de la “lucha de clases”
o de “proletariado” son consignas ahistóricas y que confunden a
“los de abajo”. Algunos propios sectores de izquierda popular
prefieren obviar las categorías marxistas más comunes con la excusa
de que el lenguaje deber ser “accesible” o “cercano” a la
gente de los barrios para así participar de la política. Eso es
relativo.
Pero ese no es el eje que quiero
esbozar. En un período electoral como el actual, afronto ir de nuevo
a las urnas con cierta desesperanza. Tengo la sensación de que lo
ideológico vale muy poco (eso no quiere decir que desista de mi
confianza en el marxismo), que los intereses económicos
individualistas (y burgueses) influyen más en lo electoral que una
verdadera construcción popular y de intención transformadora.
Con Scioli, Macri y Massa como
principales agentes, la revolución -o si prefieren el “cambio
social”- se hace verdaderamente inalcanzable.
¿Cómo lograrlo entonces? Desconozco.
No hay una fórmula, o por lo menos yo no la tengo. Lo que sí sé es
que así parece que no. “Así” viene a ser “el voto”, las
elecciones. El Frente de Izquierda y de los Trabajadores, por
ejemplo, ha logrado interesantes sufragios pero poco expectante si se
tiene en cuenta que es una porción muy pequeña de lo que se
denomina “campo popular”, aún cuando éste sigue siendo escueto
en la Argentina, se siente allí representado.
¿Cómo puede ser que los y las
trabajadores no tengamos un representante cuando el proletariado es
mucho mayor que los patrones?
Falta capacidad de movilización de
masas a la izquierda toda, no sólo al FIT. Pero la movilización
debe tener trabajo de base; militancia en los barrios, sindicatos y
lugares de trabajo; en la facultad y la educación secundaria, etc.
No es fácil, por supuesto. Sobre todo si en esos espacios llega un
peronista y con el virtuosisimo del capital, los recursos estatales y
el asistencialismo (que decae en clientelismo) destruye en breve lo
construído con tanto esfuerzo y durante tanto tiempo. Esa es la
realidad de muchos barrios en nuestro país.
Volviendo al tema elecciones, vale
aclarar que sin dudas es una forma de entablar diálogo con la
democracia. Pregunto ¿es el único medio? ¿Cuán democrático puede
ser votar a los mismos sujetos que desfilan en el momento que les
conviene, con el partido que les conviene, para ganar una elección?
En ese sentido, el país sigue siendo más peronista que nunca y
difícilmente podamos superarlo. La derecha se mantiene porque,
además de tener condición económica y ser los explotadores, coopta
las formas de hacer política del peronismo. Por ejemplo, Macri (que
acaba de inaugurar un monumento de Perón).Y el peronismo tiene poder
porque se relaciona y negocia con las corporaciones que dominan lo
económico (empresarios peronistas abundan).
En conclusión: la retroalimentación
permanente entre el peronismo y la patronal hacen imposible que la
izquierda (encima desunida) logre romper con lo establecido por la
correlación de fuerzas caracterizadas.
En algún punto, los enemigos del
marxismo de hoy siguen siendo los mismos de hace treinta y cuarenta
años atrás. ¿Cómo se los combatió aquella vez? Organizándose en
las fábricas, escuelas, en los barrios. Sí. Pero también con la
lucha armada. Y pensar que muchos que se dicen de izquierda hoy
niegan la toma del fusil, desconociendo la historia.
¿Hace falta una dictadura para tomar
las armas? Sinceramente ¿un militante de izquierda en la argentina
piensa que va a ser la revolución repartiendo boletas, al igual que
la reparte el burgués?
Es para valorar lo realizado por Chávez
en Venezuela, Evo en Bolivia, Mujica en Uruguay y Correa en Ecuador
(si se quiere) con métodos parlamentarios. Pero ¿eso es marxismo?
¿es revolución? ¿se terminó con la burguesía? ¿Es anacrónico
hablar de lucha armada cuando en el mundo la violencia es la
principal fuente de la toma de poder? Con la tradición
revolucionaria de América Latina ¿está mal pensar que el verdadero
cambio se puede dar sólo a los tiros?
Son preguntas que me llevan a pensar
que el pesimismo se apodera de uno cuando nota que las cosas van a
seguir igual que siempre por más que sólo cambien los nombres.