viernes, 18 de abril de 2014

Otro mito en Macondo

MURIÓ GABO y NACIÓ EL MITO,
el de Macondo y su memoria
Melquíades con sus trucos e ilusiones.

Siempre serán Buendías
y el que naufraga sobrevivirá.
La crónica de los diarios volverán a no decir la verdad,
salvo sus letras;
la rabia de los perros sucumbirán.
El paraíso terrenal son las palabras
del Realismo Mágico y Aracataca,
la revolución, latinoamérica.
Contra el paredón
los traidores de la patria
que serán fusilados.

Mi soledad ya no es la misma
luego de ese siglo, compañero,
en que el universo fue poblado
con Arcadio, Aureliano, José Arcadio, Aureliano,
y así sucesivamente.

Saldrán ahora libros sobre usted,
¡insensatos!
Usted es la literatura de América.

miércoles, 16 de abril de 2014

Crónica de un encuentro futboliterario



En el marco del FILBA, un encuentro literario nacional que se hace desde hace tres años, la ciudad vecina de Azul acogió a distintos escritores argentinos reconocidos que expusieron diversas temáticas relacionadas con la literatura y la cultura general.
Pedro Mairal, la tandilense Patricia Ratto, Gabriela Cabezón Cámara, la cantante Liliana Herrero, el escritor-actor Luis Sagasti, Jorge Consiglio, entre otras figuras, se presentaron en diversas charlas a lo largo de cuatro jornadas el fin de semana pasado.
Una de las actividades más importantes fue la relación directa entre escritor y lector. En ese contexto único, tuve la oportunidad de compartir con el escritor y periodista Juan Sasturain un encuentro íntimo en donde el autor del libro “Picado grueso” (de cuentos de fútbol que sugiero) me leyó -mate por medio- un cuento de Conrado Nalé Roxlo llamado “El cuervo del arca”.


La humildad de Sasturain es inmensa, un bonachón hasta con aspecto papanoelado digno de un personaje de narrativa maravillosa.
Nació en González Chávez y, como tal pueblerino, sus modales y generosidad se mostraron afables no sólo con quien escribe sino con todos los allí presentes. Le conté de mis proyectos, de mi próximo libro “El fútbol por abajo”, lo que dejó la lectura del cuento, y demás cuestiones.
Entre sus libros de fútbol podemos mencionar “El día del arquero” (1986) y “Argentina en los mundiales” (junto con el periodista Daniel Arcucci en 2002). Es hincha de Boca y su pasión por la redonda suele ser motivo de artículos para los diarios nacionales de contratapa.
Recomiendo acercarse a las lecturas de relatos de fútbol, no sólo de Sasturain sino de muchos otros autores como Galeano, Sacheri, Walter Vargas, Panzeri, Fontanarrosa, Villoro y Soriano.
El mundo de las letras y el fútbol, en Sasturain, no tienen fronteras ni desperdicio.

miércoles, 2 de abril de 2014

Walter Benjamin: tiempos y destiempos de la historia


Por Fabrice Mogart


Michael Löwy dijo una vez que uno de los textos más breves de Benjamin, era uno de los más difíciles de entender. Hablaba de “Sobre el conceptos de historia”.
Allí, el filósofo alemán no se propone definir la historia sino apuntar distintos elementos que hacen al concepto como un punto de partida o un camino para recorrer y acercarse al ese término. A lo largo de dieciocho apartados breves y un anexo de dos partes (A y B) Benjamin recorre sintéticamente dos partes de sus preocupaciones filosóficas: materialismo y mesianismo en la historia.
Puede que ese breve texto brinde cierta claridad a la hora de comprender la relación de Benjamin y el marxismo. ¿Por qué? Porque plantea cómo debe interpretarse la historia bajo el método “materialismo histórico”. En eso es claro, y no coincido con Lowy.
Benjamin le pide al “materialista histórico” que viva en el pasado para comprender mejor la historia y el presente, porque sino se queda con el “historicismo”, es decir, una imagen “eterna” del pasado. Es interesante esta propuesta, aunque el mismo Benjamin debió suponer que se trata de algo difícil de lograr siendo que en la mente y en la época donde se para un historiador (o cualquier sujeto) para contemplar la historia siempre es un aquí y ahora. Por eso es tan potente la frase de Marx que dice que a la historia, más que describirla hay que transformarla.
En el apartado número XVII, Benjamin inscribe: “El historicismo culmina, por derecho, en la historia universal. La historiografía materialista se separa de ella en cuanto al método, quizás con mayor nitidez que de cualquier otra historia. La historia universal no tiene ninguna armazón teórica. Su procedimiento es aditivo: proporciona la masa de hechos para llenar el tiempo homogéneo y vacío. La historiografía materialista está basada, por el contrario, en un principio contructivo”. Es que Benjamin deja en claro que el método marxista es lo más eficiente para construir la base de la revolución.


Respecto de las afirmaciones de Löwy, cabe destacar que el pensador franco-brasileño conoce mucho sobre la obra de Benjamin y se encarga de aclarar los aportes realizados por el berlinés. Trabajos sobre el “flâneur”, el lenguaje y la deconstrucción (leer a Jorge Panesi) y los pasajes poseen ciertas dificultades para elaborar un rápido entendimiento sobre su significado, y más por medio de ciertas traducciones. Por eso, considero que “Sobre el concepto de historia” puede servir para iniciar un camino de lectura benjaminiana.
La idea de “tiempo” es central en toda la obra de Benjamin. En la actualidad, se han logrado hacer nuevas lecturas acerca de este fenómeno, ya sea desde la crítica teórica, el neomarxismo, la filosofía y la idea de progreso y ciudad. Todas estas categorías abren de nuevo el camino para acercarnos a los procesos históricos y cómo observar el presente.
En los años setenta y ochenta, Beatriz Sarlo fue una de las responsables -junto con Murena- de traer la obra de Benjamin a parte de América Latina, no sólo de nuestro país. Sin embargo, critica su presencia en la actualidad “No hay ninguna ortodoxia benjaminiana que custodiar” y pregunta “¿por qué no olvidar a Benjamin sin más trámites?”. Hay algo del crítico que todavía parece estar latente.
Al igual que Aristóteles, Descartes, Kant y Hegel, Benjamin permanece siendo un autor fundamental para, desde la teoría crítica, interpretar y transformar la realidad.