jueves, 25 de octubre de 2012

CAMBIO DE PERFIL (cuento)



Ir a la plaza a patear con los amigos ya no lo motivaba. Braulio era un chico normal. Bueno, habría que preguntarse qué significa ser normal en tiempos donde la naturaleza humana está en un especial momento. Normal por su relación común y natural con los demás, que se yo, en la escuela, con sus padres, etc. Un chico muy comunicativo que siempre daba cuenta de su estado d

e ánimo y plenitud.
Hasta que le regalaron su primera computadora, Braulio se mostraba en el barrio, paseando como cualquier adolescente. Su padre creyó que un regalo como ése podría involucrarlo aún más en su futuro académico para que definiera qué hacer de su vida aprovechando la juventud y las herramientas de estudio.
Pasaba horas y horas frente al monitor, las mismas que sus padres pasaban en el trabajo. De la compu a la escuela, de la escuela a la compu. Ni un segundo podía estar sin dirigir el cursor o escribir una constraseña o una dirección web.
A su edad parece ser común que un chico se sienta atraído por los medios virtuales, sin embargo, para un psicólogo puede ser una “adicción por falta de experimentaciones intensas”.
Las redes sociales eran sus favoritas. De hecho, apenas conectaron internet, Braulio armó una cuenta de "feisbuc" con su nombre y algunas fotos que tenía en el celular. Todos los días lograba una nueva amistad. Amistad que no consuela con un abrazo, ni que comparte una comida ni un partido de fútbol, ni risas ni llantos.
Miles de contactos y ninguna voz, miles de imágenes y todos tan lejos estando tan cerca. Le gustaba chatear con sus primos y compañeros de colegio que hacía apenas unos minutos había visto en el aula.
Uno de esos días conoció a lataty_16. Tenía su edad, concurrían a la misma escuela y formalizaron a través de un chat, posteando fotos y comentando chismes: dos ejercicios claves que el feisbuc contiene. La relación no duró mucho ya que él se enteró, o al menos sospechó, que Taty había aprobado con el dedo pulgar en alto una foto de chicos de la escuela que no le simpatizaban.
Fue así que diecidió terminar eliminándola de sus contactos.
De chico era amante de los juegos de mesa, ahora los tenía a todos en un programa de red. Le alcanzaba apretar “Intro” o “Ctrl” para mover un alfil en el “ajedrezweb”. Le atraía competir con otra gente de varios lugares del mundo, e incluso le divertía jugar con los que no compartían su lengua. Si bién el ajedrez era su preferido, la vez que aprendió a jugar al poker le ocurrió un hecho desafortunado: tuvo que empeñar un par de zapatillas (las últimas que su madre le había comprado) al apostarlas y perder. Las envió por mercado libre a un escocés ambicioso.
Su calificación en la escuela no variaba. No era un pibe diez pero le alcanzaba para aprobar las materias. Con menos frecuencia sus amigos del barrio lo iban a buscar a la casa, pues se cansaron de no tener respuestas para jugar en la plaza.
Braulio estaba sometido, inerte ante aparatos y luces. No podía abandonar su cuenta por temor a perder seguidores. Subía videos de sus canciones favoritas y hasta se atrevía a opinar de alguna situación política del país.
Jhon Luis era su cantante pop favorito. Estaba de moda y mucha gente lo admiraba por la capacidad artística. Braulio intentaba comunicarse con su ídolo pero no lograba hacerlo.
Cuando descubrió que su ídolo no tenía cuenta en la red más grande la internet, decidió hacer una y hacerse pasar por él. No se lo dijo a nadie.
Braulio, ahora Jhon Luis, se vestía de negro con una vicera que apenas le dejaba ver el entrecejo. Pulseras y collares lo adornaban y hasta empezó a realizar un curso de inglés por iutú. En pocas horas el personaje empezó a explotar por las redes. Fotos descargadas de gugle le ayudaban al joven para convencer a los demás de que el mismísimo Luis había abierto una cuenta en el feisbuc. Y hasta armó un video y "iutub" como si cantara en un acústico inédito. Las chicas parecían ser las más interesadas y hasta ofrecían sus teléfonos para que el cantante las comunique.
Braulio, ya no era aquel que había sido mientras jugaba al aire libre y con sus amigos. Ahora iba a clases de baile y canto, se había teñido el pelo y hasta había cambiado su identidad.

Víctor

domingo, 21 de octubre de 2012

AFERRARSE A LO MATERIAL ES ANTIHUMANO



Jacinto tiene doce años y como todo chico de esa edad se ve fascinado por todo chiche nuevo que aparece en la TV, en internet, en carteles gigantes de la calle que nos tapan el sol, el cielo.
Sergio, compañero de escuela, recibió de regalo en Navidad un celular último modelo, de esos que pareciera que nos transportan a otros mundos con solo apretar un número.

A Jacinto lo maravilló tanto tal aparato que de inmediato le preguntó a su padre si le podía regalar uno igual "o parecido". Su padre, changarín, descartó tal posibilidad: "con los gastos de impuestos y el alquiler de la casa es imposible mijo".
Federico, su vecino inmediato tuvo la fortuna de merecer una Play Station: la última (no sé porqué número van). Jacinto deseaba una igual y le rogó a su madre un juego con idénticas características. Ésta lamentó confesarle la imposibilidad de tal privilegio.
Cansado, deseoso, sentía ganas de mudarse de planeta donde la tecnología no avanzara tanto así no se retrasaba. Fue así que entró a una juguetería céntrica y extrajo, con total confianza, una pequeña consola de juegos y música que hace tiempo lo venía mirando con ternura del otro lado de la vidriera. No se sabe quién se pretendía más. Él la miraba como a esa novia imposible. Ella sospechaba de que si el pibe tendría la plata.
Jacinto corrió, corrió con todas sus fuerzas y las que no tenía.
Un agente de policía que custodiaba la zona y los trabajos sucios lo detuvo y lo llevó a la comisaría del menor. Indagatoria, fotos, datos, antecedentes, lugar donde vive (residencial o villa decide futuro), precinto que le lastimaban sus muñecas diminutas. "Si querés te lo presto" le dijo al comisario.

Acertijo: ¿Dónde está la injusticia? ¿En el que acomete para satisfacer un deseo o en el consumo que nos impone la forma vida?

sábado, 6 de octubre de 2012

Cuentos para despertarse: leelo






               "CUENTOS PARA DESPERTARSE" VÍCTOR TORRES

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