martes, 6 de marzo de 2018

MESSI NO JUEGA MÁS AL FÚTBOL

No, no es una noticia, ni una primicia, ni una rumor, ni una confirmación. Si quieren puede entender como una hipótesis que intentaré desarrollar.
El fútbol es más que un deporte. Todas la pasiones humanas se reúnen en un rectángulo de hierba; se manifiestan incansablemente en un grupo de personas que, organizados lo que más pueden (porque al fútbol juegan y ganan los orgánicos), arrastran -con cierta habilidad- una esfera de cuero cuyo fin teleológico debe ser la red que se excede de los límites del campo de juego. La estética es un elemento constitutivo, pero sin ella, hay una ausencia.
Decir fútbol es decir Messi. Porque confluye en una verdadera evolución histórica desde cuando este deporte comenzó a proyectarse como un juego para pocos, fines del siglo XIX en la que junto con los grandes avances científicos se creaba un encuentro maravilloso con el propósito de disfrutar. Messi aglutina los caracteres del génesis, los primeros dribleos y regates, los grandes nombres, las estrategias, las técnicas, la habilidad, la erudición para decidir en menos de un segundo lo que se debe hacer con la redonda.
Messi excede cualquier información actual respecto del precio del dólar, del barril de petróleo, de la deuda externa, de otra payasada del presidente, de cualquier tapa de un periódico. Y en la sección de deportes ya no hay que preguntarse si hizo un gol, sino cómo. Y ese cómo es la forma, una manera, todas las formas y maneras, una poética. Todo aquello que en algún momento resultaba imposible, este pibe nacido en Rosario lo convierte en el arte sublime.Y de nuevo la belleza, lo estético.
Sin embargo, pienso a esta altura que todo eso que Messi hizo superó ciertos límites, atravesó barreras y muros y vallas y cualquier obstáculo que se le imponga. Entonces, Messi ya no juega al fútbol. Mejor dicho, juega a cualquier cosa menos al fútbol. Porque igual se divierte. Porque en su cuerpo lleva la didáctica de lo épico y la epifanía del deseo. Porque decir que Messi juega al fútbol es un despropósito y con el perdón que se merecen otros jugadores profesionales, comprendo que “La Pulga” ha logrado transferirnos a otro universo.
Se me ocurre pensar que se parece más a un jugador de pool: en sus pies hay un taco que guía con precisión adónde debe ir la pelota.¡Si no fíjense el gol de tiro libre al Girona del domingo pasado! La barrera salta como en un ballet teatral y el balón pasa tenue para depositarse contra el palo opuesto del arquero que ve cómo sus compañeros han dado el espacio suficiente para quedar en ridículo. Pero de pronto es mago, y alquimista, y atleta del perseguido, y malabarista en un semáforo, y gimnasta, y esgrimista, todo a la vez, y flamea como una bandera (celeste y blanca), porque hay que agradecer que haya nacido ene stas tierras, en la tierra.
Insiso: Messi ya no juega al fútbol. Juega a otra cosa. Es poco decir que es un futbolista: su capacidad creativa dentro de una cancha merece mejores elogios, incomparables con quien sea. Hace rato que Messi es un mortal que ha venido al mundo a satisfacer los ojos (eso que hace inmortal) de los que deseamos un poquito, aunque sea, de buen fútbol por más que lleve otra camiseta. Y eso, eso queridos lectores, es un concepto nuevo y a futuro que ha introducido este muchacho con el talento de sus pies.