miércoles, 11 de enero de 2017

Piglia, la literatura como experiencia

La muerte de Ricardo Piglia no es una muerte más. Esa sucesión de fallecimientos de escritores como Laiseca, Rivera y Ludmer dejan un vacío importante tanto en la narrativa como en el ensayo. Y la de Piglia, en particular, en los dos géneros donde mejor supo producir una literatura capaz de abordar conceptos con una claridad envidiable.
Piglia pensó la literatura nacional y además, como si fuera poco, intervino en ella de manera notable. Su gran novela “Respiración artificial” (1980) demostró una nueva manera de narrar los hechos históricos y de experimentar un tipo de ficción que llamó la atención al público lector que se escondía para acercarse a la lectura en época dictatoriales.
Más tarde, con “Plata quemada” (1997) estableció un cierre que él mismo había conseguido abrir cuando en los sesenta -ya como editor- difundió el género policial, momento en que además ganó su primer premio literario con un cuento inaugural que muy pocos conocen -o recuerdan- llamado “La loca y el relato del crimen”.
En materia de ensayo, su producción es memorable. Tanto su participación en revistas literarias como los libros “Crítica y ficción” (1986), “Formas breves” (1999) y “El último lector” (2005); y el último envión -ya enfermo, padecía ELA- que le procuró trabajos como los diarios de su alter ego Emilio Renzi y “Las tres vanguardias: Puig, Walsh, Saer”.

                                          Foto Diario Perfil

Guionista, profesor, editor. Sin dudas, uno de los intelectuales más representativos de la cultura literaria y también política. Alguien dijo por ahí que Piglia era un “borgeano de izquierda”, y me gustó esa caracterización para un escritor que supo ver el procedimiento de los escritores que marcaron, para él, el campo de la narrativa actual. Desde Macedonio hasta Gombrowicz, los entrecruzamientos entre Borges y Arlt, Sarmiento como el primer gran literato, los vanguardistas, Puig como el gran novelista. Y de afuera Faulkner, Joyce, Tolstoi, Kafka.
Definió con el término “ficción especulativa” la trama de Borges y tildó a la segunda parte de “Martín Fierro” como peronista por su búsqueda de una tercera posición.

Simplemente, Piglia. Nos va a hacer falta. Semejante pérdida no se consuela con escritores sobrevalorados o mecenas de gobiernos de turnos. Quizá ahora sus libros aumenten de precios en las librerías, obra que de por sí tiene el gran peso de ser de las más importante del último medio siglo. Leerlo es la mejor manera de homenajearlo.

martes, 3 de enero de 2017

Las cavas (oda a las viejas canteras de Cerro Leones)



Aunque diga “PROHIBIDO PASAR”
la tranquera es vulnerada con justicia.
Semejante resplandor no nos puede ser vedado
a los mortales de a pie
que sabemos adorar 
lo que acostumbramos a desear.
La naturaleza no pide permiso
para mostrar su terrible belleza.
Y lo que alguna vez fue cantera,
sierra herida, piedra y barreno
Ahora es sueño
de un paisaje que se impone,
mágico y sublime, y hasta necesario.
Agua de estanque, eco del silencio,
si la mugre del hombre no la acecha
puede que sea ese el paraíso perdido
que otrora apareció en bitácoras
en noches de malsueño y desvelo
o en mapas de privados y piratas.
Campo rocoso y horizonte pétreo,
Las cavas están en el cerro
para ser subvertidas y protegidas
por nuestras alas de humanidad.
Una salida al mar para Tandil
o sacar ese cartel sin vida.