sábado, 27 de abril de 2013

Borges y la justicia popular

 "Pensó que la etapa final sería menos horrible que la primera y 
que le depararía, sin duda, el sabor de la victoria y de la justicia"

"Emma Zunz", uno de los mejores cuentos de Borges, es conocido por la técnica narrativa propia de uno de los grande escritores que ha dado esta tierra. La búsqueda de adjetivos justos, una sintaxis perfecta consumada en párrafos claros y elegantes en los que interviene el narrador, han hecho una composición expectante con cada avance de una historia singular que no deja de ser atrapante.
Sin embargo, ese cuento (de "El aleph") contiene elementos que rara vez se puden notar en Borges en relación a su contrariedad con lo popular, lo de abajo, lo plebeyo. Quiero decir, en "Emma Zunz", se dan aspectos de la vida social de una muchacha pobre ( joven, y encima mujer) que decide matar a su jefe (un burgués que ha ascendido en su puesto fabril) en plena huelga (sostenida hasta políticamente por Emma) porque entiende que el señor Loewenthal es el culpable del suicidio de su padre (ex compañero de éste en la fábrica).
Es harto conocido el origen de Borges: aristocrático, de círculo oligárquico, de la elite cultural, de un grupo social cerrado como "Sur", profundamente antiperonista. De pronto, ¿descubrimos un texto donde los prejuicios de la clase quedan de lado ? ¿Solo le sirve a Borges para crear un cuento y nada más?
A no ser por lo dicho en el primer párrafo, este relato no parece escrito por Borges. Claro, lo delatan la prosa magistral que evoca el oportuno tecnicismo propio del autor de "Ficciones".
Algún lector atento dirá que Borges se interesó por el gaucho (sujeto social, pobre y oprimido), aunque prefirió la intertextualidad ("El fin", "Biografia de Tadeo Isidoro Cruz") para manipular personajes del siglo XIX. Otra recordará  Juan Muraña o los malevos del tango: protagonistas de su tiempo en los arrabales que utilizó un Borges incipiente en la escritura que luego abandonó.
No hablo de Borges "progresista", pero al menos pueden observarse características de una protagonista cuyo sentido de la vida demuestra en su búsqueda de justicia con un plan, el sacrificio ("ella le sirvió para el goce y él para la justicia"), la voluntad de transformar su destino y el del otro, donde la muerte del enemigo será para deshacerse de quien ha hecho el mal. La justicia popular, por mano propia, por el honor y la dignidad (aunque haya sacrificado su cuerpo, ella se piensa digna, aún en el dolor).
No es casual que Emma haya roto el dinero que el marinero le deja en la mesa de luz, mientras que por el otro lado el narrador dice que para Loewenthal  (un religioso) "el dinero era su verdadera pasión". La antítesis de estos personajes confirma la existencia de un propósito elocuente: Emma, hacia el final, miente y hace justicia; en tanto que para los que tienen capital, pagan para tener la suya.

sábado, 20 de abril de 2013

Taller Literario para jóvenes y adultos

A partir del miércoles 8 de mayo desde las 17hs en la biblioteca de APRONOVID (ALSINA 1071) comenzará un Taller Literario (lectura y producción escrita) a cargo del profesor y autor del libro "Cuentos para despertarse", Víctor Torres.
El mismo constará de un encuentro por semana y se trabajarán temas como: tipologías textuales, géneros discursivos, vanguardias (Poesía y narrativa),  el cuento breve latinoamericano, textos periodísticos y crónicas. Además de lecturas de autores como Galeano, Arlt, Borges, Pizarnik, Soriano, Cortázar, entre otros.
La forma de trabajo será no sólo individual sino colectiva, ya que un escritor hace un trabajo solitario pero necesita de los social para llegar a la creación.
El costo será módico y convenido en la presentación, sobre todo por las instalaciones y el material a utilizar.
Para inscribirse, mandar un email a vtvictor9@gmail.com, cupos limitados.

martes, 9 de abril de 2013

DE PUÑO Y LETRA por Manuel Picallo (Reseña de “Cuentos para despertarse” de Víctor Torres)





Toda opinión acerca de lo escrito contiene en mí una parte de admiración y otra parte de condena, pero en este caso lo particular de esta escritura ha desbordado en sí lo meramente crítico para no hallar en ella más que elogios. Y no solo por el hecho de que quién escribe es ya una persona especial sino también porque la difícil tarea de escribir exime a que la realiza del compromiso de agradar.
Leer ha sido para mí un placer intelectual y otro tanto físico. Pero he aquí que una nueva dimensión se ha agragado a la anteriores y me he descubierto leyendo desde el corazón. No por aquello que he podido establecer en relación con la lectura sino porque lo que he encontrado en cada uno de estos mini-relatos, ha despertado la zona más subjetiva de un lector: las emociones.
Y ante estas, no caben medidas de valoración posibles. Puedes cerrar las puertas a los sentimientos pero yo en cambio me he permitido abrirlos. Y entonces las historias, mezcla de ficciones y realidades, me han tocado (he aquí otra metáfora de la lectura como actitud física) y han ido remontando desde mis impresiones desconocidas. Por ello es que ha sido toda una celebración para el espíritu que alguien tan joven demuestre tan viva pasión por la escritura, por eternizar en palabras situaciones y personajes y por darle a la existencia la oportunidad de mostrarse nuevamente a los hombres.
En lo personal debo confesar que he sido alcanzado por aquella frase que expresa que “...Lo cierto es que algunos héroes tienen himnos y otros aguardan a tener justicia...” (de “Algunas muertes no son en vano”), sentido sentimiento de que los otros no son el infierno como dijera Sartre sino de que se espera que los demás conviertan alguna vez este infierno en paraíso.
El mérito de este libro estriba en que no contiene frases altisonantes, estructuras complicadas, giros idiomáticos oscurantistas, ideas rebuscadas, metáforas exigidas como en la de tantos otros noveles escritores sino que transcurre por los andariveles del lenguaje llano del pueblo que hace de lo cotidiano maravillas. Los misterios de París.
Nadie pues tiene derechos ni obligaciones con respecto a la lectura o la escritura, pero sí el permiso natural de arriesgarse a difrutarla y eso, y sólo eso, es toda la literatura.
Por otra parte he experimentado el transitar por estas líneas que la persona detrás de ella encierra: una visión del mundo humanitaria aravesada por los dolores y las alegrías del punto de estar vivo en medio de otros seres semejantes a el. Del júbilo de saberse unido y no por fuera de las desventuras ajenas y de compartir el camino de las sencillas en esta búsqueda por hacer del mundo un lugar más justo.
Es por lo tanto para mí un honor tener entre mis manos este libro, guardarlo entre los estantes de mi biblioteca y recurrir a él cada vez que tantas teorías y conceptos amenacen con quitarme las emociones.
Nada sé de fútbol pero aquello de “Fue de casualidad” es un relato breve que condensa en sí todo un momento de alegría y tristeza de este nuestro país desgarrado por su paroxismos.
Y es así cómo Víctor lucha no solo con su vida de todos los días sino también con la escritura. Haciendo de este transcurrir en la tierra algo mejor, más bello de mirar y entender, este sentirse junto a los orígenes ancestrales de la patria en “Salvatierra, en el laberinto de las piedras” o la “Leyenda de Cerro Leones” y tantos otros, o doloridamente relata aquello de “El paraíso está en el origen” o “Devolución de gentileza”.
A mí que soy lector voraz pero escritor frustrado leerlo me ha devuelto las ganas de volver a escribir. Un logro que particularmente le agradezco.
Es por lo tanto conmovedor poder sentir que la literatura es creación viva y no “una flor de invernadero” bajo los análisis de la Teoría Literaria. Porque este joven ha logrado hallar en “Cuentos para despertarse” una barrera eficaz contr la comprensión demasiada racional del mundo literario y nos ha entregado lo bueno de sí en cada página de este libro, tan pero tan sencillo y noble como el proceder de quien lo escribe (que hasta su nombre y apellido aparecen en la tapa en letras muy pequeñas).
Por lo tanto le auguro a su creador más que estas palabras de elogio porque le conozco, le admiro y le respeto. Le deseo: Leshaná tová tikatev vetejem! (Que seas inscripto en el libro de la vida).