sábado, 4 de julio de 2015

Breve comentario sobre “Aquí América Latina” de Josefina Ludmer

 

Con un importante corpus de lectura y audiovisual, Ludmer logra un ensayo preciso para explicar algunas categorías que la literatura define para la sociopolítica previa a la crisis del 2001.
En forma de diario, entrevistas con autores (entre los que se destacan Héctor Libertella y Martín Kohan), notas al pie, citas de periódicos, la exposición de la autora de “El género gauchesco” señala cómo la “realidadficción” (todo junto, como una totalidad que conlleva sus propias variaciones) establece la recategorización de los términos que componen la narrativa en lengua hispana al finalizar la década del 90.
La realidad y la ficción parecen no sacarse ventajas. Ludmer demuestra que la literatura, mejor que nadie, expresa aquellos componentes de una realidad solapada, pero realidad al fin que encuentra en la ficción su mejor estadía.
Autores como Aira, Suez, Gamboa, Vallejos, Bellatin, entre otros, para Ludmer han creado obras que determinan la territorialización en el cual se mueven los personajes que el sistema económico ha generado: los marginados, los pobres, los inmigrantes, los exiliados: clases populares que sufren el devenir final de una etapa capitalista salvaje como lo fue el neoliberalismo y desembocará en la Crisis del 2001.


Y con ello, el lenguaje. Ese poderoso armamento que produce sentidos, identidad, memoria. Porque salir del territorio en busca de mejor calidad de vida implica irse con un lenguaje a otro, dentro de hispanoamérica y fuera de ella. Las inmigraciones entre países limítrofes generan un nuevo agente social que funciona como una dialéctica con el habla y las características ontológicas del sujeto que hace de la Argentina un territorio cosmopolita por excelencia.
Ludmer ejemplifica fehacientemente, aporta datos determinantes de fuentes muy amplias y, como ya sabemos, lee a montones y da cátedra de su conocimiento una vez más.
Con este ensayo, Ludmer vuelve al ruedo sobre los temas que más le interesan: la capacidad de la ficción para interpelar la realidad, la sociología de la literatura y el propio continente en el que se mueven los objetos y sujetos para la experimentación ensayística.

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