Saborear, degustar libros.
Acariciar sensualmente el lomo,
morderlo como Atahualpa.
Comer, masticar, deglutar,
vomitar y volver a digerir libros.
Un "tragalibros" es un lector empedernido,
insistente.
Liberar libros que es lo mismo
que sacarlos a la vereda de la librería,
robar libros para compartir.
En vez de tirarnos por la ventana
arrojar libros por la ventana
y por la puerta si es posible
(y por las rejas).
Libros pedidos, libros perdidos,
libros prohibidos, libros profanados,
libros pillados.
Tragar libros como tragamos delirios,
someternos a ellos.
Acostumbrarnos a sentir la fragancia de sus páginas,
de sus palabras obsenas
y trágicos y delicados párrafos.
A veces pienso que el libro
es lo más parecido al otoño,
salvo cuando pestanean tus ojos.
Abrir el libro y conocernos.
Cerrar el libro y reencontrarnos.
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