No existe la madre patria. O en todo caso existe la patria, Argentina.
España es un país europeo y, como casi todos los países de dicho continente, tienen en su historia un caudal de conquistas y dominaciones que impusieron y desean plasmar a nivel mundial.
La llamada "Conquista de América" no es más que la llegada y dominación absoluta y como diera lugar, de un país sobre el "Paraíso Terrenal". La opresión sobre nuestro contienente comenzó allá por 1492 en manos de navegantes, militares, monarquías, virreyes y empresarios.
Hoy, 520 años después, la dominación sigue. Aunque hace dos siglos se logró la "Independencia", países como España creen que el colonialismo del siglo XXI puede ser a través de las privatizaciones o deudas externas. Y no sólo pretenden una hegemonía en el exterior: pregunten a los vascos que buscan su autonomía antes de que "Hispania" sea "tierra de conejos".
España nos debe mucho.
Desde las lenguas originarias hasta las religiones, desde la cultura nativa hasta la tierra, desde la fraternidad con la naturaleza hasta el respeto hacia la diversidad. Nos deben el saqueo, no solo del oro (que ya nada vale) y los frutos sino el de los bancos que acorralaron el dinero de los trabajadores. España ha sido responsable de las privatizaciones y la crisis de nuestro país, además de los dirigentes neoliberales que entregaron todo (y que cálidamente acogieron allá).
España nos debe que a Maradona lo hayan expulsado por primera vez en un mundial, y nos debe el espectáculo de cada partido del Barcelona (y los diarios, y los videos, y las camisetas, y el ojo del mundo en ese jovencito que escoge el balón y amaga con devolvernos lo que nos quitaron). Nos debe la infinita cantidad de jugadores que allí brillan, y actores, escritores, músicos. Las finales de la Davis, los logros de Bielsa y las inspiraciones de Sabina y Serrat, entre otras glorias.
El apellido que llevo tuvo lugar en las inmigraciones de fin del siglo XIX, y los barcos que trajeron las guerras, y la crisis que está asolando al país de los Iberos generada por el propio sistema que ellos sostienen.
Nos deben el silencio que le imponen a los que les hacen saber la verdad ( "Que te calles") y que menosprecien a los argentinos (y de otras nacionalidades) que allí han ido a trabajar en busca de otro futuro.
Por eso yo he decidio -como un modo de protesta- saquear de la "lengua madre" la letra Ñ y pronunciar las palabras con el fonema "ni". Espania tiene la mania de daniar los que no le agrada.
España es un país europeo y, como casi todos los países de dicho continente, tienen en su historia un caudal de conquistas y dominaciones que impusieron y desean plasmar a nivel mundial.
La llamada "Conquista de América" no es más que la llegada y dominación absoluta y como diera lugar, de un país sobre el "Paraíso Terrenal". La opresión sobre nuestro contienente comenzó allá por 1492 en manos de navegantes, militares, monarquías, virreyes y empresarios.
Hoy, 520 años después, la dominación sigue. Aunque hace dos siglos se logró la "Independencia", países como España creen que el colonialismo del siglo XXI puede ser a través de las privatizaciones o deudas externas. Y no sólo pretenden una hegemonía en el exterior: pregunten a los vascos que buscan su autonomía antes de que "Hispania" sea "tierra de conejos".
España nos debe mucho.
Desde las lenguas originarias hasta las religiones, desde la cultura nativa hasta la tierra, desde la fraternidad con la naturaleza hasta el respeto hacia la diversidad. Nos deben el saqueo, no solo del oro (que ya nada vale) y los frutos sino el de los bancos que acorralaron el dinero de los trabajadores. España ha sido responsable de las privatizaciones y la crisis de nuestro país, además de los dirigentes neoliberales que entregaron todo (y que cálidamente acogieron allá).
España nos debe que a Maradona lo hayan expulsado por primera vez en un mundial, y nos debe el espectáculo de cada partido del Barcelona (y los diarios, y los videos, y las camisetas, y el ojo del mundo en ese jovencito que escoge el balón y amaga con devolvernos lo que nos quitaron). Nos debe la infinita cantidad de jugadores que allí brillan, y actores, escritores, músicos. Las finales de la Davis, los logros de Bielsa y las inspiraciones de Sabina y Serrat, entre otras glorias.
El apellido que llevo tuvo lugar en las inmigraciones de fin del siglo XIX, y los barcos que trajeron las guerras, y la crisis que está asolando al país de los Iberos generada por el propio sistema que ellos sostienen.
Nos deben el silencio que le imponen a los que les hacen saber la verdad ( "Que te calles") y que menosprecien a los argentinos (y de otras nacionalidades) que allí han ido a trabajar en busca de otro futuro.
Por eso yo he decidio -como un modo de protesta- saquear de la "lengua madre" la letra Ñ y pronunciar las palabras con el fonema "ni". Espania tiene la mania de daniar los que no le agrada.
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