jueves, 10 de enero de 2013

Huarmi en el patio

El patio de casa es para Huarmi lo que el maravilloso país de Alicia.
Se le abre la puerta del día y el sol cae rendido.
Huarmi observa cómo los pájaros la invitan a volar, ella se alza y pedalea en el aire como si los alcanzara. Así y todo, cuando llega el ocaso, sus ojos se confunden con el cielo y no hay certeza de que las nubes no la envidien.
Huele las flores y los arbustos con generosidad descubriendo así el aroma vegetal. Chispita, el perro, se acerca temeroso y acepta una caricia en su hocico exagerado.
El canto de un cardenal le gana la atención, pretende imitarlo con un quejido curioso que sale de su boca entre saliva y ruido.
Huarmi sonríe, bella, mientras yo, orgulloso, estoy cada vez más convencido de que la belleza que puede otorgarnos la naturaleza ha tocado un techo.

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