Para realizar un desalojo se envía al cuerpo del ejército, gendarmería, tanques, grupo geo, perros, camiones blindados anti disturbios, escudos antimisiles.
El “déficit habitacional” es la negación de una vivienda y “ocupa” al que se le niega el derecho a vivir bajo un techo. Todos dicen aceptar la libertad de expresión pero se quejan de las protestas y piquetes. Varios recurren a la libertad de prensa y desde sus diarios critican a otros, oficial u oposición.
“Pobres los indios del Chaco” oímos comentar y desde hace quinientos años vemos cómo se los atropella e ignora.
Ningún hombre pude hablar de libertad si visita a mujeres en boliches nocturnos.
No hay pobreza sino “bajos recursos”, no hay ricos sino “pudientes”. La miseria es propia del hemisferio sur y la explotación de la parte norte.
No hay miseria y abandono sino “indigentes”. No hay trabajo esclavo sino “situación laboral precaria”; no hay trabajo en negro sino “peones con posibilidades de ascenso”.
No son abusadores sino “desviados sociales”. La cárcel sirve para ladrones de gallinas y no para genocidas. La seguridad que reclaman los ricos es para cuidar su tesoro; la seguridad para un pobre es no perder el trabajo.
Si un pobre roba es un delincuente; si lo hace un político en su legajo se leerá “delito excarcelable”. Si un pobre progresa, anda en algo turbio; a la 4x4 el rico la hizo en base al sacrificio. Un desocupado es un vago que no tiene voluntad, mientras los estudiantes universitarios le temen más al “presupesto” que sale estudiar que a los propios exámenes.
El joven que se divierte se droga, si participa de la política es porque no estudia. Si es morocho o usa gorrita la policía buscará antecedentes y se lo expone ante los vecinos para revisarlo.
Las palabras son las primeras en ser lastimadas a la hora de lastimar.
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