jueves, 9 de septiembre de 2010

Agendá que nos quieren ignorar

Desde hace varios años la “agenda política” la proponen los medios por sobre los partidos o dirigentes políticos. Los medios resuelven, desde la cópula de sus magnates, qué se dice y qué no, o lo que es peor, cómo se dice (lo cual atrae grandes desesperanzas).
Pero en esta oportunidad, la agenda es esbozada en conjunto. El conflicto entre el gobierno y Clarín ha desnudado el pasado oscuro de nuestro país que es necesario saldar. La justicia suele tomarse su tiempo, pero hay que esperarla. No podíamos pretender que durante el menemismo se hablara de estos temas que hoy parecen tan lejanos -algunos periodistas como Grondona lo utilizan como argumento- de que se debata sobre los cómplices de la dictadura. De hecho no hay que trasladarse a los años setenta para dar cuenta de la impudicia con que los medios hegemónicos trataban y tratan las noticias (no olvidar masacre de Avellaneda, o cuando la placa roja se repite “inseguridad”, etc.).
Claramente el gobierno ha tenido que confrontar con instituciones más que con su propia -impresentable- oposición derechista. Primero fueron los milicos asesinos, le siguió la iglesia, después el campo y ahora los poderoso medios.
Hoy se sabe más de los negocios, por lo menos irregulares, de Clarín como nunca. Gracias a que se ha puesto en tela de juicio el accionar de las empresas. Sin embargo, no hay que olvidar que es este mismo gobierno, el de Néstor y Cristina, que al principio de su mandato le otorgaban las licencias a los grupos dominantes. Este gobierno no actúa en beneficencia del pueblo, no es popular y nacional, conlleva un sistema capitalista, actúa como tal por más que su discurso muchas veces resulte progresista. Digo esto porque suele decirse que los Kirchner son de izquierda, ¡macanas!, un gobierno oportunista no es de izquierda (“el socialismo se construye” diría Menard). La ambición y el poder, la inversión y la deuda externa, los punteros de los planes sociales, las exportaciones y la minería, el no al 82% móvil (donde el gobierno quiere quitar de la escena mediática por conveniencia) hace de este gobierno un período de “lavamanos” y perseguir para no ser corridos.
Dos años atrás el principal enemigo era el campo (esto no quiere decir que lo siga siendo, sobre todo los otros cómplices de los golpes y los que más empleo en negro poseen). Como el oficialismo no tiene oposición, los que están de la vereda de enfrente son los medios más poderosos o, mejor dicho, Magneto, Ernestina de noble, Vila-De Narváez-Manzano y los periodistas independientes más conservadores. El objetivo, de ambos lados, es el de tener mayor rentabilidad y salir bien parado en los negocios. No es casualidad la reunión de los directores de clarín y los enemigos principales de los Kirchner. Es increíble cómo los necios dirigentes se esconden detrás de un empresario y salen en defensa de sus intereses como Carrió y Macri.
Gracias a que se pone en discusión los medios y el poder podemos advertir el origen de tanta injusticia. Está bueno saber cómo se apropiaron de los hijos, de papel prensa, de la relación con los militares, quiénes eran -y son- Chiche Gelblung, Grondona, Blank y Eliashev. Pero también está buena saber donde están López y Luciano Arruga entre otros y otras. Clarín ha perdido las batallas por más que gane la guerra porque se logró conocer las múltiples facetas que ha tenido todos estos años y eso, en un país como el nuestro, es una victoria de los que luchamos por el futuro, la justicia y la memoria.
Este país es libre en expresión, sobre todo si en estos días se comienza a aplicar la Ley de Medios. Lo que se espera es que el Estado no se convierta en monopolio y que la comunicación sea una alternativa de elección y bien popular, donde todos y todas podamos participar desde abajo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario