lunes, 17 de octubre de 2011

Para sonarse los mocos

Sabíamos que los pañuelos de tela, los papelitos o el puño del saco eran ya elementos del pasado que no suscitaban ninguna solución ante la inevitable caída de los mocos. Esta creación surgió un día de mayo, época en que el frío congela hasta el infierno. La idea fue crear un dispositivo con dos tubos de goma, bien elásticos capaces de adaptarse a cualquier orificio y permita la segregación del moco con mayor facilidad. Sonarse la nariz, ahora consistiría en colocar sobre las fosas nasales un pequeño elemento de goma –para que no lastime ni maquille la nariz- con dos tubos, uno para cada orificio, sostenido por un soporte que una ambos pliegues; de modo que, en vez de utilizar el pulgar y el índice para apretar el tabique se aprehenda el plástico para exhalar con mayor vehemencia. El “Quitamocos” es renovable, sumamente higiénico (podrá lavarse de manera práctica con detergente) , evita suciedad y olor y puede guardarse cómodamente en el bolsillo de la camisa o en la cartera de la dama. Bronca le hubiera dado al compañero Arlt al enterarse de esta invención en este siglo. Mañana, o pasado a más tardar, enviaremos el certificado de patentado a España, antes de que estornude o debamos crear un repelente para no transpirar.

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