Usted
llega agobiado a su casa después de la jornada laboral y el corazón se
rompe en un latir estrepitoso. Por debajo de la puerta aparece,
esperando a que alguien la tome (y, por ende, la abone) la boleta de
algún servicio. Luz, gas, agua, teléfono, cable, multa (ésta si es la
peor).
El usuario (usted, yo, cualquier ciudadano) recoge con una voluntad hostil el sobre que nos condena a la deuda, a la evasión o al goce de apenas otro mes de servicio. No se recomienda otra manera ya que la recepción es a gusto o mal gusto, como prefiera.
Se sabe que tratará de chusmear el número para que no lo sorprenda. Es bueno detenerse en el destinatario por si el cartero se equivocó de casa. Prepárese para que no haya dudas de que está dirigida usted, consumidor. No hay dato que pueda evitar el mal trago.
No rompa el sobre con excesiva violencia ya que puede lastimar algún número, algún dato que muchas veces nos parece extraño y, para no seguir sufriendo, lo ignoramos. Eso sí, extraiga con broca el comunicado o publicidad que la empresa ofrece para que se siga endeudando.
Arrójelo delicadamente al cesto de basura sin atender de qué se trata. La fecha de vencimiento es lo más injusto: vence en 24 hs. La puteada sirve de poco, y el reclamo nunca atiende. Se sugiere sentarse en algún lugar cómodo, beber agua y hacer las cuentas para saber con cuántas monedas contará hasta el próximo ingreso.
Uno jamás gasta menos que el mes anterior aún tratando de gastar menos: no encienda la luz de afuera, no prenda el horno, llame menos a los parientes del sur, no lave los platos tan seguido, aproveche el agua de lluvia para el perro y los tomates. Recuerde que si paga fuera de fecha alguna moneda de más terminará pagando.
Entonces esas chirolas que venía ahorrando para darse un gustito declárelo de uso existencial.
Impuesto de aquí, impuesto de allá. Recarga, servicio, consumo, mantenimiento, reparación, exceso de consumo, cualquier detalle es simbólico si en lo que uno debe enfocarse está al final con números grandes y en negrita. No se alerte si jamás aparece un descuento, por buen vecino o por que sí.
Nunca una prórroga o facilidad de pago. La boleta es sumamente inoportuna. Aparece en el momento menos indicado, donde se almuerza, merienda y cena arroz, donde la ilusión de cambiar la pilcha o los zapatos se pierde en la oficina de pagos.
Nótese que en esta discreta y humilde descripción no se hace hincapié en el recibo de la tarjeta de crédito: a quien escribe "le sobra mes al final de cada sueldo", como para obtener alguna.
El usuario (usted, yo, cualquier ciudadano) recoge con una voluntad hostil el sobre que nos condena a la deuda, a la evasión o al goce de apenas otro mes de servicio. No se recomienda otra manera ya que la recepción es a gusto o mal gusto, como prefiera.
Se sabe que tratará de chusmear el número para que no lo sorprenda. Es bueno detenerse en el destinatario por si el cartero se equivocó de casa. Prepárese para que no haya dudas de que está dirigida usted, consumidor. No hay dato que pueda evitar el mal trago.
No rompa el sobre con excesiva violencia ya que puede lastimar algún número, algún dato que muchas veces nos parece extraño y, para no seguir sufriendo, lo ignoramos. Eso sí, extraiga con broca el comunicado o publicidad que la empresa ofrece para que se siga endeudando.
Arrójelo delicadamente al cesto de basura sin atender de qué se trata. La fecha de vencimiento es lo más injusto: vence en 24 hs. La puteada sirve de poco, y el reclamo nunca atiende. Se sugiere sentarse en algún lugar cómodo, beber agua y hacer las cuentas para saber con cuántas monedas contará hasta el próximo ingreso.
Uno jamás gasta menos que el mes anterior aún tratando de gastar menos: no encienda la luz de afuera, no prenda el horno, llame menos a los parientes del sur, no lave los platos tan seguido, aproveche el agua de lluvia para el perro y los tomates. Recuerde que si paga fuera de fecha alguna moneda de más terminará pagando.
Entonces esas chirolas que venía ahorrando para darse un gustito declárelo de uso existencial.
Impuesto de aquí, impuesto de allá. Recarga, servicio, consumo, mantenimiento, reparación, exceso de consumo, cualquier detalle es simbólico si en lo que uno debe enfocarse está al final con números grandes y en negrita. No se alerte si jamás aparece un descuento, por buen vecino o por que sí.
Nunca una prórroga o facilidad de pago. La boleta es sumamente inoportuna. Aparece en el momento menos indicado, donde se almuerza, merienda y cena arroz, donde la ilusión de cambiar la pilcha o los zapatos se pierde en la oficina de pagos.
Nótese que en esta discreta y humilde descripción no se hace hincapié en el recibo de la tarjeta de crédito: a quien escribe "le sobra mes al final de cada sueldo", como para obtener alguna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario