No observo el pronóstico,
no me dejo engañar así nomás.
Dejo que la madre naturaleza,
con su sabiduría a cuestas
y preñez recurrente,
decida el destino de nosotros los mortales
y también del río que se piensa limpio
y también del aire que quiere destaparse la cara
y también de la tierra deseosa de volverse fértil
y también las flores que se sueñan coloridas
y también el tiempo que busca perdurar
y también los árboles que con sus ramas
quieren imitar el vuelo de los pájaros que lo habitan.
no me dejo engañar así nomás.
Dejo que la madre naturaleza,
con su sabiduría a cuestas
y preñez recurrente,
decida el destino de nosotros los mortales
y también del río que se piensa limpio
y también del aire que quiere destaparse la cara
y también de la tierra deseosa de volverse fértil
y también las flores que se sueñan coloridas
y también el tiempo que busca perdurar
y también los árboles que con sus ramas
quieren imitar el vuelo de los pájaros que lo habitan.
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