viernes, 6 de julio de 2012

DEFENDER LO INDEFENDIBLE (Breve reseña crítica)



Bajo el sugestivo título "Los llaman jóvenes idealistas" (publicado por CELTYV en 2009), el libro de Victoria Villarruel parece ser otra de las frustradas maneras de plantear la "Teoría de los dos demonios" con la cual se defienden los verdaderos asesinos de nuestra patria. No quiero parecer ofensivo, pero a veces pareciera que las "marchas" de Cecilia Pando (la que defiende el robo de bebés) suelen ser más provocativas.
Con muy poca capacidad de análisis y argumentos inconsistentes (debo confesar que lo compré por la calidad de las imágenes) la autora pretende plantear "otra verdad", esa que nunca existió. Más bien, estamos ante un libro que parece un manual para principiantes y no un esfuerzo por plantear otra opinión que, claro, la puede tener con mejores recursos retóricos.
Claro que eran jóvenes idealistas los que lucharon por un país mejor, los que militaban en las villas formando a personas que el sistema excluía bajo el poder militar y empresarial que la autora pretende defender. Ideas son las que le faltan a tipos como los que están ahora, o a Duhalde, Menem, Videla, Uriburu, etc. Las ideas se construyen y militan todos los días con las clases populares, esa que las guerrillas defendían.
Los jóvenes de los años setenta dieron su vida por un país mejor contra la oligarquía y el imperialismo, contra la patronal y los milicos asesinos, mientras que otr@s se quedaban en sus casas esperando a que la historia les pase por encima.
Hubo 30 mil desaparecidos (sería importante que lea y cite la Carta Abierta a la Junta Militar de Rodolfo Walsh, el que por decir la verdad fusilaron, el que por luchar para liberar al país como tantos otros, demolieron a tiros) como para que se obsesione con "victimizar" a quienes destrozaron este país.
Las armas fueron un medio, totalmente discutible. Además del trabajo y el pensamiento, los guerrilleros propusieron una forma de resistir ante la violencia del Estado que, si bien en 1973 se encontraba en democracia (término tramposo si los hay) fue en esa época donde se creó la llamada Triple AAA que asesinó gente a mansalva, militantes y no militantes. Y no solo ese año. como bien sabe, supongo, el Estado ejerce la violencia mintiendo desde que tenemos patria, y desde que tenemos bandera la han querido cambiar por la del imperialismo. El Estado (caṕitalista) avanza sobre la sociedad, genera pobreza (como ahora) y mata a los jóvenes que pelean por ver a sus hijos en un país mejor para todos y todas pero de verdad, cosa que hasta ahora no ha sucedido.
La violencia fue un método que impuso el Estado democrático o militar según la simpatía y no lo que el pueblo en realidad deseaba. Pero violencia de la guerrilla para nada es comparable con la que maneja el aparato represor. El ERP saqueaba camiones con mercadería de grandes empresas y hacía justicia. ¡Sí, justicia! Dándole de comer a los pobres de la villa donde esos políticos "elegidos democráticamente" no se encontraban.
Foto: DEFENDER LO INDEFENDIBLE (Breve reseña crítica)

 Bajo el sugestivo título "Los llaman jóvenes idealistas" (publicado por CELTYV en 2009), el libro de Victoria Villarruel parece ser otra de las frustradas maneras de plantear la "Teoría de los dos demonios" con la cual se defienden los verdaderos asesinos de nuestra patria. No quiero parecer ofensivo, pero a veces pareciera que las "marchas" de Cecilia Pando (la  que defiende el robo de bebés) suelen ser más provocativas.
Con muy poca capacidad de análisis y argumentos inconsistentes (debo confesar que lo compré por la calidad de las imágenes) la autora pretende plantear "otra verdad", esa que nunca existió. Más bien, estamos ante un libro que parece un manual para principiantes y no un esfuerzo por plantear otra opinión que, claro, la puede tener con mejores recursos retóricos.
Claro que eran jóvenes idealistas los que lucharon por un país mejor, los que militaban en las villas formando a personas que el sistema excluía bajo el poder militar y empresarial que la autora pretende defender. Ideas son las que le faltan a tipos como los que están ahora, o a Duhalde, Menem, Videla, Uriburu, etc. Las ideas se construyen y militan todos los días con las clases populares, esa que las guerrillas defendían.
Los jóvenes de los años setenta dieron su vida por un país mejor contra la oligarquía y el imperialismo, contra la patronal y los milicos asesinos, mientras que otr@s se quedaban en sus casas esperando a que la historia les pase por encima.
Hubo 30 mil desaparecidos (sería importante que lea y cite la Carta Abierta a la Junta Militar de Rodolfo Walsh, el que por decir la verdad fusilaron, el que por luchar para liberar al país como tantos otros, demolieron a tiros) como para que se obsesione con "victimizar" a quienes destrozaron este país.
Las armas fueron un medio, totalmente discutible. Además del trabajo y el pensamiento, los guerrilleros propusieron una forma de resistir ante la violencia del Estado que, si bien en 1973 se encontraba en democracia (término tramposo si los hay) fue en esa época donde se creó la llamada Triple AAA que asesinó gente a mansalva, militantes y no militantes. Y no solo ese año. como bien sabe, supongo, el Estado ejerce la violencia mintiendo desde que tenemos patria, y desde que tenemos bandera la han querido cambiar por la del imperialismo. El Estado (caṕitalista) avanza sobre la sociedad, genera pobreza (como ahora) y mata a los jóvenes que pelean por ver a sus hijos en un país mejor para todos y todas pero de verdad, cosa que hasta ahora no ha sucedido.
La violencia fue un método que impuso el Estado democrático o militar según la simpatía y no lo que el pueblo en realidad deseaba. Pero violencia de la guerrilla para nada es comparable con la que maneja el aparato represor. El ERP saqueaba camiones con mercadería de grandes empresas y hacía justicia. ¡Sí, justicia! Dándole de comer a los pobres de la villa donde esos políticos "elegidos democráticamente" no se encontraban.
La palabra "Terrorista" significa "que produce terror". Las organizaciones guerrilleras producían miedo en sus enemigos, en cambio, los gobiernos generaban miedo en el pueblo que sufría de mentiras y miserias. Los únicos que pensaban en el pueblo eran los guerrilleros y por eso pienso como pienso, presiento que nos ayudaban (y ayudaron). Porque hubo compatrotas que tenían hambre, eran explotados, analfabetos y ellos colaboraron para que eso no pase. Eso, eso es dignidad y humanismo (debería enseñárselo a l@s que la rodean).
Por otra parte, cita definiciones sobre terrorismo del juez Rosansky que, quizá no sepa, es el que metió preso a los que ella victimiza.
Villarruel hace un análisis muy acotado e ininteligible sobre algo que es más complejo de lo que un manual como el que escribió puede describir.
Las definiciones políticas e ideológica, las comparaciones con otras organizaciones armadas tienen menos profundidad que un charco (como si las FARC o la ETA fueran igual que los Montoneros, es más, tampoco puede comparar a la guerrilla peronista con la del ERP ya que ésta era un cuadro mucho más capaz de cambiar las estructuras burguesas que cualquier otro). Busca definir términos con displicencia y eso no alcanza para borrar los crímenes de las dictaduras o el gatillo fácil y la protesta social de ahora. 
Según pude observar, participa de una organización que encumbra a Rucci, a Pando, a la oligarquía, a los medios de comunicación que escondieron lo que pasaba, a los empresarios: los enemigos de este país. Por eso hay que liberarnos.
Llamar víctima a Aramburu o a Rucci, y a tantos otros militares y vendepatrias es no tener idea de lo que es pasar hambre, que te mientan, de pelearla todos los días, de que te persigan por ser pobre; es una falta de respeto a la condición humana buscar víctimas donde no las hay.
Mis próceres están muertos, son víctimas del Estado, lucharon por mi futuro y por eso los reivindico. Los suyos están presos, en cárcel común y condenados por un juicio como corresponde.

Espero con ansiedad algún otro libro de la autora que reúna un trabajo de verdad, más comprometido, con argumentos constructivos, etc, etc, o sea, lo que "Los llaman jóvenes idealistas" no tiene. Le sugiero que lea con conciencia y comprenda que un pueblo debe defender sus intereses por sobre cualquier gobierno.

Con respeto, saluda un subversivo lector.

Víctor Torres
La palabra "Terrorista" significa "que produce terror". Las organizaciones guerrilleras producían miedo en sus enemigos, en cambio, los gobiernos generaban miedo en el pueblo que sufría de mentiras y miserias. Los únicos que pensaban en el pueblo eran los guerrilleros y por eso pienso como pienso, presiento que nos ayudaban (y ayudaron). Porque hubo compatrotas que tenían hambre, eran explotados, analfabetos y ellos colaboraron para que eso no pase. Eso, eso es dignidad y humanismo (debería enseñárselo a l@s que la rodean).
Por otra parte, cita definiciones sobre terrorismo del juez Rosansky que, quizá no sepa, es el que metió preso a los que ella victimiza.
Villarruel hace un análisis muy acotado e ininteligible sobre algo que es más complejo de lo que un manual como el que escribió puede describir.
Las definiciones políticas e ideológica, las comparaciones con otras organizaciones armadas tienen menos profundidad que un charco (como si las FARC o la ETA fueran igual que los Montoneros, es más, tampoco puede comparar a la guerrilla peronista con la del ERP ya que ésta era un cuadro mucho más capaz de cambiar las estructuras burguesas que cualquier otro). Busca definir términos con displicencia y eso no alcanza para borrar los crímenes de las dictaduras o el gatillo fácil y la protesta social de ahora.
Según pude observar, participa de una organización que encumbra a Rucci, a Pando, a la oligarquía, a los medios de comunicación que escondieron lo que pasaba, a los empresarios: los enemigos de este país. Por eso hay que liberarnos.
Llamar víctima a Aramburu o a Rucci, y a tantos otros militares y vendepatrias es no tener idea de lo que es pasar hambre, que te mientan, de pelearla todos los días, de que te persigan por ser pobre; es una falta de respeto a la condición humana buscar víctimas donde no las hay.
Mis próceres están muertos, son víctimas del Estado, lucharon por mi futuro y por eso los reivindico. Los suyos están presos, en cárcel común y condenados por un juicio como corresponde.

Espero con ansiedad algún otro libro de la autora que reúna un trabajo de verdad, más comprometido, con argumentos constructivos, etc, etc, o sea, lo que "Los llaman jóvenes idealistas" no tiene. Le sugiero que lea con conciencia y comprenda que un pueblo debe defender sus intereses por sobre cualquier gobierno.

Con respeto, saluda un subversivo lector.

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