Asumí mi puesto de tesorera porque me eligieron mis amigas de la comisión la vez que ganamos las elecciones en la que solo nos presentamos nosotras. Además, hago buenos Té de hierbas y eso suma en una organización como la nuestra, tan democrática que decidimos nosotras, la comisión, lo que toda la asociación debe hacer.
El objetivo de nuestro proyecto es que todos y todas podamos descansar como merecemos luego de ese destino inevitable que es la muerte. Así que pensamos que es importante asegurarse una parcela en el cementerio municipal antes de que el juicio final nos otorgue sentencia.
Disfruto mucho cuando los sábados nos reunimos. Es muy divertido ver cómo la gente se preocupa de cosas que ya les tenemos resueltas. Me levanto temprano para no perder la costumbre, me pongo las calzas negras, las botas marrones, la camperita nike y salgo caminando aprovechando los ejercicios que mi figura requiere. Antes no lo podía hacer, pero desde que me separé de Arnolfo (el muy machista se fue con una pendeja) y ocupo este cargo tan importante mi vida ha cambiado considerablemente.
Como tesorera me encargo de asegurarme que todos los socios paguen la cuota como corresponde, y si no lo hacen, yo misma me encargo de hacer la lista negra donde escracho a los que no lo hagan. Ésto fue elegido en la asamblea, por más que a algunos no les guste. Recuerdo que una vez, uno de los socios se retobó por esta decisión y enseguida le salí al cruce. Me reía sola la vez que publiqué los nombres de los morosos (siempre deseé trabajar en la afip).
Cuando tengo ganas inspecciono los presentismos. En las asambleas no podemos dejar nada al azar. Una socia, muy joven, se enojó cuando le puse ausente y ella se excusó que debía retirarse antes por la salud de su padre. “Si es por eso nos vamos todos antes y listo”, le respondí y no supo entender. La normativa de la asociación es clara, fue aprobado por todos los socios, así pues nadie puede venir a reclamar nada. Si un socio hace una propuesta distinta a lo que pensamos y es aprobada por la mayoría, la comisión está para encaminar el asunto y hacer lo que nos parece que es útil. Eso es democracia, pluralismo, integración, igualdad, solidaridad, compañerismo. Vamos a estar todos juntos y cada uno podrá elegir nicho o tierra ¿qué más quieren?.
La idea de hacer la rifa fue mía. Los premios no son necesarios si la intención es colaborar. Se pueden vender doscientos números a cincuenta pesos cada uno y con eso vamos a poder cumplir nuestro sueño: comprar un trailer. Algunos no quieren comprender que es necesario para que podamos viajar y negociar nuestro futuro con los burócratas del poder. De hecho ya contratamos a la empresa que nos va a hacer la alarma y hasta estamos por evaluar una propuesta de interpol para que nos la protejan contra un posible atraco ya que pronto nos vamos a vacacionar a la costa.
Es un placer llevar adelante este proyecto voluntariamente. No ha faltado el malintencionado que ha tildado a la asociación de filantropía y a mí de usurera. Allá ellos. Lo cierto es que mi familia está orgullosa del sacrificio sobrehumano que hago aunque otros no lo sepan valorar. De hecho, participar de ésta institución me ha servido para codearme con el intendente y otras autoridades a las que prometí votar en las próximas legislativas (y que están invitados a vacacionar con nosotras).
Para ser parte de la asociación lo importante es estar al día, con la plata. Nosotros aseguramos flores (rosas, calas o claveles a elección) algun que otro rezo, recordatorio en misa y una placa de zinc con el nombre del difunto, pero es preciso abonar ese derecho de “tener dónde caerse muerto”.
El objetivo de nuestro proyecto es que todos y todas podamos descansar como merecemos luego de ese destino inevitable que es la muerte. Así que pensamos que es importante asegurarse una parcela en el cementerio municipal antes de que el juicio final nos otorgue sentencia.
Disfruto mucho cuando los sábados nos reunimos. Es muy divertido ver cómo la gente se preocupa de cosas que ya les tenemos resueltas. Me levanto temprano para no perder la costumbre, me pongo las calzas negras, las botas marrones, la camperita nike y salgo caminando aprovechando los ejercicios que mi figura requiere. Antes no lo podía hacer, pero desde que me separé de Arnolfo (el muy machista se fue con una pendeja) y ocupo este cargo tan importante mi vida ha cambiado considerablemente.
Como tesorera me encargo de asegurarme que todos los socios paguen la cuota como corresponde, y si no lo hacen, yo misma me encargo de hacer la lista negra donde escracho a los que no lo hagan. Ésto fue elegido en la asamblea, por más que a algunos no les guste. Recuerdo que una vez, uno de los socios se retobó por esta decisión y enseguida le salí al cruce. Me reía sola la vez que publiqué los nombres de los morosos (siempre deseé trabajar en la afip).
Cuando tengo ganas inspecciono los presentismos. En las asambleas no podemos dejar nada al azar. Una socia, muy joven, se enojó cuando le puse ausente y ella se excusó que debía retirarse antes por la salud de su padre. “Si es por eso nos vamos todos antes y listo”, le respondí y no supo entender. La normativa de la asociación es clara, fue aprobado por todos los socios, así pues nadie puede venir a reclamar nada. Si un socio hace una propuesta distinta a lo que pensamos y es aprobada por la mayoría, la comisión está para encaminar el asunto y hacer lo que nos parece que es útil. Eso es democracia, pluralismo, integración, igualdad, solidaridad, compañerismo. Vamos a estar todos juntos y cada uno podrá elegir nicho o tierra ¿qué más quieren?.
La idea de hacer la rifa fue mía. Los premios no son necesarios si la intención es colaborar. Se pueden vender doscientos números a cincuenta pesos cada uno y con eso vamos a poder cumplir nuestro sueño: comprar un trailer. Algunos no quieren comprender que es necesario para que podamos viajar y negociar nuestro futuro con los burócratas del poder. De hecho ya contratamos a la empresa que nos va a hacer la alarma y hasta estamos por evaluar una propuesta de interpol para que nos la protejan contra un posible atraco ya que pronto nos vamos a vacacionar a la costa.
Es un placer llevar adelante este proyecto voluntariamente. No ha faltado el malintencionado que ha tildado a la asociación de filantropía y a mí de usurera. Allá ellos. Lo cierto es que mi familia está orgullosa del sacrificio sobrehumano que hago aunque otros no lo sepan valorar. De hecho, participar de ésta institución me ha servido para codearme con el intendente y otras autoridades a las que prometí votar en las próximas legislativas (y que están invitados a vacacionar con nosotras).
Para ser parte de la asociación lo importante es estar al día, con la plata. Nosotros aseguramos flores (rosas, calas o claveles a elección) algun que otro rezo, recordatorio en misa y una placa de zinc con el nombre del difunto, pero es preciso abonar ese derecho de “tener dónde caerse muerto”.
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