Uno puede leer mientras viaja en colectivo, mientras descansa en el inodoro o antes de dormir (o para dormir).
Uno lee porque encuentra en ese acto único la posibilidad de dialogar
en silencio. Porque busca en el silencio entrar en otros mundos.
Uno busca tranquilidad y por eso lee en la playa, en la plaza, en la biblioteca, en la computadora.
El Che Guevara leía con el canto de los pájaros y el sonido de las metralletas y, además, disparaba...
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