Uno de los cuentos más leídos de Cortázar es sin dudas "Casa Tomada". Hay tantas interpretaciones como páginas del relato, aunque una predomina: la metáfora del peronismo.
La idea del relato establece el paradigma de que la Casa de Gobierno ha sido "tomada" por los pobres, los mismos que metieron las patas en la fuente, los plebeyos, descamisados. Dos hermanos (Irene y el narrador en primera persona) viven en una casa muy amplia y suntuosa y de a poco empiezan a notar "ruidos extraños" que avanzan desde los distintos ambientes. Dichos habitantes poseen una tradición que parece representar a la aristocracia, a los cipayos y gorilas que se ven alarmados por la invasión de los marginados.
El mismo fue publicado por primera vez por alguien cuyo antiperonismo era resonante, sí: Jorge Luis Borges, el mismísimo. Aunque en 1951 el cuento va a integrar el libro "Bestiario" y va a alcanzar popularidad.
Hacia fines de los setenta, en una entrevista muy famosa, Cortázar confiesa que la idea del cuento le nace de un sueño (aunque lo llama "pesadilla") en el cual se siente "amenazado" por fuerzas extrañas que lo van arrastrando hacia un abismo. "Algo que no se podía identificar me desplazaba poco a poco" dice el autor de Rayuela, como dejando sentado el origen de aquella idea. Cortázar acepta la interpretación con la que el cuento ha trascendido, pero afirma que no es la suya.
Es conocida su visión del peronismo. Se lo ha acusado de "gorila", pero nunca lo fue (algo muy común del movimiento es desdeña a quien no comparte el pensamiento). El peronismo lo encuentra ya en París y desde allí comienza a entender que es un "exiliado". Su adhesión al socialismo (cubano) lo va a alejar -aún más- no solo del peronismo sino también de lo que ha sido acusado, "vendepatria". Suele pasar, también, que los escritores son admirados desde lo estético y denostados por lo político.
Pero ¿de quién es la casa? La casa como símbolo patrio y del poder, del espacio simbólico y físico del "Estado", ¿tiene un dueño?. Tal vez la mejor respuesta sea la democracia, a pesar de que Irene y su hermano se ven despojados por el "caos y el desorden" reinante y clasista.
Me atrevo a decir que esos "ruidos extraños" que representan a los marginados son los que Cortázar soñó como un ideal revolucionario y no como una simple alegoría, ya que pareciera funcionar como los que nunca llegaron a entrar a la casa (la puerta queda cerrada y la llave se pierde).
La literatura nos muestra esa multiplicidad de lecturas que resulta tan mágico como el relato mismo, la experiencia de los personajes, a la alegoría que trasciende épocas, receptores e ideologías.
La idea del relato establece el paradigma de que la Casa de Gobierno ha sido "tomada" por los pobres, los mismos que metieron las patas en la fuente, los plebeyos, descamisados. Dos hermanos (Irene y el narrador en primera persona) viven en una casa muy amplia y suntuosa y de a poco empiezan a notar "ruidos extraños" que avanzan desde los distintos ambientes. Dichos habitantes poseen una tradición que parece representar a la aristocracia, a los cipayos y gorilas que se ven alarmados por la invasión de los marginados.
El mismo fue publicado por primera vez por alguien cuyo antiperonismo era resonante, sí: Jorge Luis Borges, el mismísimo. Aunque en 1951 el cuento va a integrar el libro "Bestiario" y va a alcanzar popularidad.
Hacia fines de los setenta, en una entrevista muy famosa, Cortázar confiesa que la idea del cuento le nace de un sueño (aunque lo llama "pesadilla") en el cual se siente "amenazado" por fuerzas extrañas que lo van arrastrando hacia un abismo. "Algo que no se podía identificar me desplazaba poco a poco" dice el autor de Rayuela, como dejando sentado el origen de aquella idea. Cortázar acepta la interpretación con la que el cuento ha trascendido, pero afirma que no es la suya.
Es conocida su visión del peronismo. Se lo ha acusado de "gorila", pero nunca lo fue (algo muy común del movimiento es desdeña a quien no comparte el pensamiento). El peronismo lo encuentra ya en París y desde allí comienza a entender que es un "exiliado". Su adhesión al socialismo (cubano) lo va a alejar -aún más- no solo del peronismo sino también de lo que ha sido acusado, "vendepatria". Suele pasar, también, que los escritores son admirados desde lo estético y denostados por lo político.
Pero ¿de quién es la casa? La casa como símbolo patrio y del poder, del espacio simbólico y físico del "Estado", ¿tiene un dueño?. Tal vez la mejor respuesta sea la democracia, a pesar de que Irene y su hermano se ven despojados por el "caos y el desorden" reinante y clasista.
Me atrevo a decir que esos "ruidos extraños" que representan a los marginados son los que Cortázar soñó como un ideal revolucionario y no como una simple alegoría, ya que pareciera funcionar como los que nunca llegaron a entrar a la casa (la puerta queda cerrada y la llave se pierde).
La literatura nos muestra esa multiplicidad de lecturas que resulta tan mágico como el relato mismo, la experiencia de los personajes, a la alegoría que trasciende épocas, receptores e ideologías.
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