martes, 11 de marzo de 2014

Sarlo perdida en el laberinto ideológico

Sarlo perdida en el laberinto ideológico

Escrito por Víctor Torres
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Beatriz Sarlo es el síntoma de lo que le ha pasado a muchos escritores de izquierda en Argentina. Quiero decir: en un principio, sus ideas, publicaciones, ideologías, concepciones del mundo abrazaban las transformaciones sociales y revolucionarias y, por tanto de la literatura. En la actualidad, se han perdido en el pensamiento liberal y derechoso tan patético como vacío de contenido.
Las teorías y críticas literarias devenidas del marxismo, el neomarxismo (Lukács, Goldmann, Escarpit), la Escuela de Frankfurt (Benjamin, Adorno) como el estructuralismo (Todorov, Barthes) fueron recogidos por Sarlo para instalarlos en el eje de la discusión sobre la cientificidad de la literatura. Junto con Carlos Altamirano, han sido portadores de un nivel intelectual muy imporante en los años sesenta y setenta.
Pero parece que duró poco. Sobre todo a Sarlo. La autora de variados ensayos sobre política y cultura, además de literatura, siempre genera polémica cuando su voz despierta cierto interés para expresar lo que piensa acerca de la política actual. Es conocida su presencia en el programa oficialista 678, en cuya presentación demostró cierta solvencia de sus argumentos aunque muy focalizado en los medios exteriores.
Sin embargo, es la Sarlo hablando sobre literatura la que más interesa o parece ser efectiva en sus análisis.
Hace poco hallé un texto muy interesante sobre política y literatura de los años sesenta. Una compilación de textos de Julius Lester y René Depestre cuyas traducciones fueron hechas por Piri Lugones, guerrillera y nieta del poeta. Los temas van desde el ataque del EEUU a Vietnam, el Che Guevara, el Surrealismo de Bretón, los negros, el asesinato de Martin Luter King, racismo, el liberalismo, el fascismo. La selección de esos textos para Centro Editor de América latina fueron hecho por Beatriz Sarlo, la misma que hoy defiende a los monopolios y tiene un discurso aristocrático.
Kovadloff, Andahazi, Caparrós también han pasado por esto, a lo que yo llamo “desvaríos de pensamiento”. ¿A qué se debe semejante cambio? ¿Qué debió vivir un intelectual como sarlo para tener un origen maoísta y terminar sacando el escudo para la derecha?
Cuando murió David Viñas, Beatriz se paseó por varios canales recordando al gran crítico de izquierda en la argentina. Viñas, más de una vez, le reprochó sus tendencias conservadoras (Lean “Menemato y otros suburbios”). Muchos escritores, críticos e intelectuales han vivdo ese desajuste, ese defasaje que va de lo popular a lo elitista, de izquierda a derecha, de marxismo a liberalismo.
De todos modos, hay que leer a Sarlo. Como así también a Vargas LLosa. Pero no le crean sus discursos políticos, disfruten de lo que ficcionalizan.

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