viernes, 22 de enero de 2016

Huarmi y el mar

Hace tres años, Huarmi conocía por primera vez el mar. 
Sintió cómo las olas más débiles 
le acariciaban sus pies felices, 
de huellas diminutas y firmes. 
La espuma se enredaba en su piel
y la besaba con ternura no queriendo retornar
a su monótono ciclo de ida y vuelta constante. 
Arena que amoldaba su cuerpito blanco
protegido del sol.

Un encuentro único cada vez
que el mar se le presenta amplio,
y Huarmi adorada por el tributo de las aguas.

Huarmi sintiendo por vez primera
que el mar nacía recién
donde ella miraba y pisaba.
Y terminaba, en su imaginación,
vaya a saber uno en qué horizonte.

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