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Señor Borges, usted dice que desprecia el fútbol
pero una vez acompañó a su amigo a ver un partido al Monumental...
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Efectivamente, como usted bien dice lo acompañé pero...
¡Cómo voy a mirar! Soy ciego ¿comprende?
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Discúlpe, es una manera de decir.
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Está bien. Considero que es un deporte muy
aburrido. Once muchachos contra otros once corriendo detrás de una pelota es
abominable. Créame. Prefiero la prosa de Stevenson.
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Comprendo. De todos modos no se puede comparar
un juego con la literatura.
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¿Por qué no? Acaso ustedes, los futboleros, no
dicen que Distéfano es una “saeta”, término que viene de las antiguas lenguas
clásicas, o que ese tal Pelé es un “rey” shakespereano, un Othelo y que Labruna
era un “poeta” del gol...
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Son formas de denominar la magia que portan algunos futbolistas.
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¿Magia? ¿Acaso también hay trucos?
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Es una metáfora. Me extraña que usted desconozca
estas apreciaciones líricas.
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Las ignoro, claro. Prefiero los versos de Dante.
El fútbol es una estupidez, eso creo.
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No coincido. ¡Es popular! Fíjese, en todo el
mundo se juega.
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El mundo es estúpido. ¿Sabe usted? Todo lo
popular es populista y, por lo tanto, repugnante.
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No se ofenda maestro, pero creo que se equivoca.
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Puede ser. Soy mortal. Los elogios son
calumnias. Al menos no ando, como un perro, detrás de una circunferencia...¡Fíjese
quién está más errado!
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Es que el fútbol es mucho más que eso. Hay una
estrategia, tácticas, habilidades, trabajo en equipo, la gente que disfruta de
un espectáculo... No es menor.
(Silencio)

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¿Leyó la “Poética” usted?
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No.
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Bueno. Allí, el gran Aristóteles, observa que
todo lo que mueve a risa es un género menor. Por eso, la tragedia es lo que
demuestra los verdaderos sentimientos humanos.
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¿Ha oído usted hablar de Sócrates?
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Sí, claro. Otro genial pensador griego.
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No, el que yo digo es brasilero.
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¡Ah, no! Discúlpeme. Yo puedo saber poco de
fútbol pero usted es un necio. No me trate como idiota. Sócrates fue un
filósofo ateniense anterior a Cristo que, si bien no escribió nada, sus testimonios
orales fueron fundamentales para su análisis de la moral humana, entre otras
cosas.
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Jamás lo consideraría idiota, maestro. Pero yo
le hablo de un jugador brasilero de nombre Sócrates que es un crack. Y no sólo
eso, es un hombre de ideales, militante comunista que lucha por la
democracia...
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No me venga con esa cosa de la democracia y los
comunistas. ¡Encima de perseguir un balón persigue el libertinaje! El
progresismo siempre me pareció ridículo. No me obligue a entrometerme en
terrenos de discursos políticos que no conducen a nada.
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Discúlpe, maestro. Pero otra vez no coincido. En
el fútbol hay aspectos sociales y culturales que dicen mucho de los países: su
situación política, económica, cultural. ¿No lo cree?
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Lo que yo creo es que es una manipulación para
la gente. Los poderosos deciden.
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En esto último tiene razón. Por ejemplo, los
juegos olímpicos de Munich, donde el Fürer decidía quién ganaba y quién perdía.
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Bueno, pero usted hace referencia a un monstruo.
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“Mostro” es el pibe Maradona. ¿Lo vio jugar?
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¿Usted me está cargando? ¡Soy ciego!
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¡Es una manera de decir! Homero era ciego y mire
qué poeta fue.
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Eso es otra cosa. ¡Y ese era poeta! No el
delantero de tal o cual equipo...
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Alguien me dijo que usted es hincha de Newell's
de Rosario. ¿Eso es cierto?
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Confieso que simpaticé un tiempo por aquel club.
Igual, eso no quita que los leprosos siempre me dieran picazón, ¿sabe?
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La porfía, parece ser, es una virtud para usted.
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Soy porfiado. Maldigo a los que hayan inventado
este deporte hipócrita.
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Los ingleses se jactan del invento, señor.
¿Acaso no forma parte de su descendencia?
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Bueno, después de todo, en algo debían fallar
los británicos. Inventaron el fútbol porque no entendieron a Shakespeare y lo
ignoraron a Chesterton ¿No le parece?
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Puede ser…lo dejo maestro. Me voy a la cancha
porque hoy jugamos…
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Ah, no sabía que era usted un player…
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(risas) No, no, me refiero a que juega mi
equipo.
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Ah, muy bien… ¿habrá una butaca para mí?
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