miércoles, 4 de junio de 2014

Telenovela argentina y falta de creación

Una mujer pobre. Un hombre rico. Ella se topa en la vida de él de manera casual; lo ve como una utopía. El tiene su familia, comienza a sentir cierta atracción inesperada por la mujer pobre (que es dulce y muy generosa con los niños), se divorcia y se casa con ella. Son felices y comen perdices.

Cuatro renglones parecen bastar para crear una telenovela o, al menos, realizar una sinopsis de la misma.
Sin grandes rupturas, la ficción en la televisión argentina ha generado un espacio fundamental en la pantalla chica. Al parecer, la inmensa cantidad de Realitys Show, no ha logrado frenar el goce de una historia de amor que se apodera del quehacer diario de mujeres, niños y hombres (en ese orden) al menos en una hora al día.
"Es que uno llega cansado a su casa, luego del trabajo, prende la tele para entretenerse y se pone a mirar una novela..." me cuenta un amigo que sigue cada acontecer televisivo como si fuera su propia vida.
Pero ¿cuál es el objetivo de una telenovela? ¿Qué se propone? ¿Busca reflejar la realidad de una sociedad o de alguna clase social en particular?
¿Los guionistas leen? Y si leen ¿Qué y a quiénes?
Lejos han quedado las obras como las de Alberto Migré, creador del mayor éxito durante los `70, "Rolando Rivas, taxista". Una historia relacionada con la coyuntura de la época y supo expresar como pocas los pesares y sensaciones de lo que representaban.


Desde los años 80 para acá, la industria de la telenovela ha crecido enormemente. Al ritmo de la pantalla chica. Los niveles de calidad varían, aunque últimamente, predominan las ficciones cuya trama parece tener cuatro puntos claves con los cuales desarrollar una historia: a) hombre (o mujer) rico, b) hombre o mujer (pobre),c) un encuentro casual (y fatal), d) amor eterno luego de los obstáculos (engaños, muertes).
En el medio podemos agregar: hijo/a no reconocido, padre/madre desconocida, amor no correspondido, mentira, rencor.
Abundan historias con tramas que rodean esta serie de puntos lo cual significa la poca creatividad y originalidad a la hora de producir un programa televisivo y escribir el guión. Creo que les hace falta más lectura de narrativa, no solo nacional sino también de autores europeos y, por qué no, orientales.
Se repiten en las telenovelas la vida burguesa. El empresario que tiene poder económico (y político). No tiene una casa sino una mansión con varios ambientes (el dinero nunca es su preocupación sino el poder). Se enamora de su empleada, proletaria, de "clase popular" que se observa en su lenguaje y manera de vestirse. El entono del empresario le advierte que ella no es de su clase; mientras que para la muchacha parece algo inalcanzable.
Este formato, insisto, lo venimos observando desde hace varias décadas en la televisión. De "Muñeca brava" para acá, la originalidad es algo que escasea en la televisión de nuestro país.
En la actualidad, Telefé es uno de los canales que más productos de ficción contiene en su pantalla. Desde las telenovelas brasileñas hasta, por ejemplo, "Somos familia" y "Camino al amor" (ambas de Quique Estevanez, un productor que parece ser el único que le da trabajo a su familia y que viene repitiendo actores e historias desde hace más de diez años).
No hay que olvidar a "Casados con hijos" que si bien es un formato distinto (mucho humor chabacano y sumamente misógino) pertenece a un guión comprado en el extranjero y que el canal de las pelotitas viene repitiendo desde hace casi una década.
A dichas telenovelas, de horario nocturno, le precedieron "Vecinos en guerra", un fiasco de Sebastián Ortega que, luego del éxito obtenido por la entretenida "Graduados" creyó que otro producto suyo debía estar de inmediato en la agenda televisiva. También de Estevanez perteneció "Dulce amor" y, si miramos para atrás, podemos nombrar "Se dice amor", "La ley del amor" y "Herencia de amor" por nombrar solo algunas. ¿Hay alguna duda de que se trata de novelas de amor? ¿Para cuándo una de odio, Quique?
Parece ser que la receta de Estevanez no sólo se venció sino que ya no se leen bien las letras.
Pero entre tanta miseria podemos rescatar varias novelas que fueron exitosas: "Montecristo", "Vidas Robadas" y "El elegido", todas de Telefé. La gran virtud de estas producciones se debe a la "denuncia" que desde la ficción se elabora en base a historias relacionadas con la desaparición de personas (identidad y memoria), la trata y la corrupción dentro de la justicia. Fue todo un desafío, explica uno de los productores, realizar un formato semejante y con una problemática real.
Respecto de, por ejemplo, Canal 9, vale decir que predominan las telenovelas extranjeras: México, Colombia y Venezuela cubren toda la franja de la siesta con una calidad de mediocre para abajo.
Canal 13 porta sus típicas novelas nocturnas cuya producción pertenecen, por lo general, a Adrián Suar y Pablo Codevilla. Nicolás Cabré, Soledad Silveyra, Facundo Arana, Osvaldo Laport, Natalia Oreiro, Griselda Siciliani, son algunos de los actores y actrices que suelen acompañar estas telenovelas que rozan lo romántico y lo dramático al mismo tiempo. "Gasoleros", "Campeones", "R. R. D. T.", "Son amores", Los únicos", "El puntero" y "Farsantes" son algunas producciones donde se pueden hallar ciertas coincidencias en elementos relacionados al deporte, la comedia, lo vulgar y que no aportan ningún valor social. Las últimas dos nombradas en este párrafo se atrevieron a contar algo más en torno a la cuestión social y cultural: el clientelismo político y la homosexualidad.
Últimamente se pudieron ver algunas interesantes producciones de unitarios en la TV Pública: "En terapia" con el gran actor Diego Peretti; una ficción histórica llamada "Las huellas del secretario" con un fuerte contenido ideológico y "Germán, últimas viñetas" que recorre una parte de la vida literaria del historietista Héctor Germán Oesterheld -autor de "El eternauta"- desaparecido en 1977. Sin embargo, un par de telenovelas protagonizadas por Andrea Del Boca no han generado expectativas y, como se sabe, se la pasa llorando en cada escena.
Como vemos, la estructura de los guiones se repite sin romper ningún sistema, sin generar enigmas, sin crear motivos capaces de obligarnos a mentenernos atentos a la pantalla esperando el milagro creativo. La publicidad en medio de la escenas sigue siendo una deuda para extraer ya que si bien la Ley de Medios no la permite, se debería regular  la "venta" de productos. Cada vez que un actor lanza un "chivo" resulta muy chocante para el espectador.
La ficción televisiva sigue siendo muy importante pese a la calidad que prima en los programas de los horarios pico. Crear historias originales para la TV significa brindarle la oportunidad a los televidentes de no decir siempre "la televisión no sirve para nada".


jueves, 15 de mayo de 2014

Los libros y el todo



Saborear, degustar libros.
Acariciar sensualmente el lomo,
morderlo como Atahualpa.
Comer, masticar, deglutar,
vomitar y volver a digerir libros.
Un "tragalibros" es un lector empedernido,
insistente.

Liberar libros que es lo mismo
que sacarlos a la vereda de la librería,
robar libros para compartir.
En vez de tirarnos por la ventana
arrojar libros por la ventana
y por la puerta si es posible
(y por las rejas).
Libros pedidos, libros perdidos,
libros prohibidos, libros profanados,
libros pillados.
Tragar libros como tragamos delirios,
someternos a ellos.
Acostumbrarnos a sentir la fragancia de sus páginas,
de sus palabras obsenas
y trágicos y delicados párrafos.

A veces pienso que el libro
es lo más parecido al otoño,
salvo cuando pestanean tus ojos.
Abrir el libro y conocernos.
Cerrar el libro y reencontrarnos.

viernes, 18 de abril de 2014

Otro mito en Macondo

MURIÓ GABO y NACIÓ EL MITO,
el de Macondo y su memoria
Melquíades con sus trucos e ilusiones.

Siempre serán Buendías
y el que naufraga sobrevivirá.
La crónica de los diarios volverán a no decir la verdad,
salvo sus letras;
la rabia de los perros sucumbirán.
El paraíso terrenal son las palabras
del Realismo Mágico y Aracataca,
la revolución, latinoamérica.
Contra el paredón
los traidores de la patria
que serán fusilados.

Mi soledad ya no es la misma
luego de ese siglo, compañero,
en que el universo fue poblado
con Arcadio, Aureliano, José Arcadio, Aureliano,
y así sucesivamente.

Saldrán ahora libros sobre usted,
¡insensatos!
Usted es la literatura de América.

miércoles, 16 de abril de 2014

Crónica de un encuentro futboliterario



En el marco del FILBA, un encuentro literario nacional que se hace desde hace tres años, la ciudad vecina de Azul acogió a distintos escritores argentinos reconocidos que expusieron diversas temáticas relacionadas con la literatura y la cultura general.
Pedro Mairal, la tandilense Patricia Ratto, Gabriela Cabezón Cámara, la cantante Liliana Herrero, el escritor-actor Luis Sagasti, Jorge Consiglio, entre otras figuras, se presentaron en diversas charlas a lo largo de cuatro jornadas el fin de semana pasado.
Una de las actividades más importantes fue la relación directa entre escritor y lector. En ese contexto único, tuve la oportunidad de compartir con el escritor y periodista Juan Sasturain un encuentro íntimo en donde el autor del libro “Picado grueso” (de cuentos de fútbol que sugiero) me leyó -mate por medio- un cuento de Conrado Nalé Roxlo llamado “El cuervo del arca”.


La humildad de Sasturain es inmensa, un bonachón hasta con aspecto papanoelado digno de un personaje de narrativa maravillosa.
Nació en González Chávez y, como tal pueblerino, sus modales y generosidad se mostraron afables no sólo con quien escribe sino con todos los allí presentes. Le conté de mis proyectos, de mi próximo libro “El fútbol por abajo”, lo que dejó la lectura del cuento, y demás cuestiones.
Entre sus libros de fútbol podemos mencionar “El día del arquero” (1986) y “Argentina en los mundiales” (junto con el periodista Daniel Arcucci en 2002). Es hincha de Boca y su pasión por la redonda suele ser motivo de artículos para los diarios nacionales de contratapa.
Recomiendo acercarse a las lecturas de relatos de fútbol, no sólo de Sasturain sino de muchos otros autores como Galeano, Sacheri, Walter Vargas, Panzeri, Fontanarrosa, Villoro y Soriano.
El mundo de las letras y el fútbol, en Sasturain, no tienen fronteras ni desperdicio.

miércoles, 2 de abril de 2014

Walter Benjamin: tiempos y destiempos de la historia


Por Fabrice Mogart


Michael Löwy dijo una vez que uno de los textos más breves de Benjamin, era uno de los más difíciles de entender. Hablaba de “Sobre el conceptos de historia”.
Allí, el filósofo alemán no se propone definir la historia sino apuntar distintos elementos que hacen al concepto como un punto de partida o un camino para recorrer y acercarse al ese término. A lo largo de dieciocho apartados breves y un anexo de dos partes (A y B) Benjamin recorre sintéticamente dos partes de sus preocupaciones filosóficas: materialismo y mesianismo en la historia.
Puede que ese breve texto brinde cierta claridad a la hora de comprender la relación de Benjamin y el marxismo. ¿Por qué? Porque plantea cómo debe interpretarse la historia bajo el método “materialismo histórico”. En eso es claro, y no coincido con Lowy.
Benjamin le pide al “materialista histórico” que viva en el pasado para comprender mejor la historia y el presente, porque sino se queda con el “historicismo”, es decir, una imagen “eterna” del pasado. Es interesante esta propuesta, aunque el mismo Benjamin debió suponer que se trata de algo difícil de lograr siendo que en la mente y en la época donde se para un historiador (o cualquier sujeto) para contemplar la historia siempre es un aquí y ahora. Por eso es tan potente la frase de Marx que dice que a la historia, más que describirla hay que transformarla.
En el apartado número XVII, Benjamin inscribe: “El historicismo culmina, por derecho, en la historia universal. La historiografía materialista se separa de ella en cuanto al método, quizás con mayor nitidez que de cualquier otra historia. La historia universal no tiene ninguna armazón teórica. Su procedimiento es aditivo: proporciona la masa de hechos para llenar el tiempo homogéneo y vacío. La historiografía materialista está basada, por el contrario, en un principio contructivo”. Es que Benjamin deja en claro que el método marxista es lo más eficiente para construir la base de la revolución.


Respecto de las afirmaciones de Löwy, cabe destacar que el pensador franco-brasileño conoce mucho sobre la obra de Benjamin y se encarga de aclarar los aportes realizados por el berlinés. Trabajos sobre el “flâneur”, el lenguaje y la deconstrucción (leer a Jorge Panesi) y los pasajes poseen ciertas dificultades para elaborar un rápido entendimiento sobre su significado, y más por medio de ciertas traducciones. Por eso, considero que “Sobre el concepto de historia” puede servir para iniciar un camino de lectura benjaminiana.
La idea de “tiempo” es central en toda la obra de Benjamin. En la actualidad, se han logrado hacer nuevas lecturas acerca de este fenómeno, ya sea desde la crítica teórica, el neomarxismo, la filosofía y la idea de progreso y ciudad. Todas estas categorías abren de nuevo el camino para acercarnos a los procesos históricos y cómo observar el presente.
En los años setenta y ochenta, Beatriz Sarlo fue una de las responsables -junto con Murena- de traer la obra de Benjamin a parte de América Latina, no sólo de nuestro país. Sin embargo, critica su presencia en la actualidad “No hay ninguna ortodoxia benjaminiana que custodiar” y pregunta “¿por qué no olvidar a Benjamin sin más trámites?”. Hay algo del crítico que todavía parece estar latente.
Al igual que Aristóteles, Descartes, Kant y Hegel, Benjamin permanece siendo un autor fundamental para, desde la teoría crítica, interpretar y transformar la realidad.

domingo, 23 de marzo de 2014

El mito de la Casa Tomada

Uno de los cuentos más leídos de Cortázar es sin dudas "Casa Tomada". Hay tantas interpretaciones como páginas del relato, aunque una predomina: la metáfora del peronismo.
La idea del relato establece el paradigma de que la Casa de Gobierno ha sido "tomada" por los pobres, los mismos que metieron las patas en la fuente, los plebeyos, descamisados. Dos hermanos (Irene y el narrador en primera persona) viven en una casa muy amplia y suntuosa y de a poco empiezan a notar "ruidos extraños" que avanzan desde los distintos ambientes. Dichos habitantes poseen una tradición que parece representar a la aristocracia, a los cipayos y gorilas que se ven alarmados por la invasión de los marginados.
El mismo fue publicado por primera vez por alguien cuyo antiperonismo era resonante, sí: Jorge Luis Borges, el mismísimo. Aunque en 1951 el cuento va a integrar el libro "Bestiario" y va a alcanzar popularidad.
Hacia fines de los setenta, en una entrevista muy famosa, Cortázar confiesa que la idea del cuento le nace de un sueño (aunque lo llama "pesadilla") en el cual se siente "amenazado" por fuerzas extrañas que lo van arrastrando hacia un abismo. "Algo que no se podía identificar me desplazaba poco a poco" dice el autor de Rayuela, como dejando sentado el origen de aquella idea. Cortázar acepta la interpretación con la que el cuento ha trascendido, pero afirma que no es la suya.


Es conocida su visión del peronismo. Se lo ha acusado de "gorila", pero nunca lo fue (algo muy común del movimiento es desdeña a quien no comparte el pensamiento). El peronismo lo encuentra ya en París y desde allí comienza a entender que es un "exiliado". Su adhesión al socialismo (cubano) lo va a alejar -aún más- no solo del peronismo sino también de lo que ha sido acusado, "vendepatria". Suele pasar, también, que los escritores son admirados desde lo estético y denostados por lo político.
Pero ¿de quién es la casa? La casa como símbolo patrio y del poder, del espacio simbólico y físico del "Estado", ¿tiene un dueño?. Tal vez la mejor respuesta sea la democracia, a pesar de que Irene y su hermano se ven despojados por el "caos y el desorden" reinante y clasista.
Me atrevo a decir que esos "ruidos extraños" que representan a los marginados son los que Cortázar soñó como un ideal revolucionario y no como una simple alegoría, ya que pareciera funcionar como los que nunca llegaron a entrar a la casa (la puerta queda cerrada y la llave se pierde).

La literatura nos muestra esa multiplicidad de lecturas que resulta tan mágico como el relato mismo, la experiencia de los personajes, a la alegoría que trasciende épocas, receptores e ideologías.

martes, 11 de marzo de 2014

Sarlo perdida en el laberinto ideológico

Sarlo perdida en el laberinto ideológico

Escrito por Víctor Torres
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Beatriz Sarlo es el síntoma de lo que le ha pasado a muchos escritores de izquierda en Argentina. Quiero decir: en un principio, sus ideas, publicaciones, ideologías, concepciones del mundo abrazaban las transformaciones sociales y revolucionarias y, por tanto de la literatura. En la actualidad, se han perdido en el pensamiento liberal y derechoso tan patético como vacío de contenido.
Las teorías y críticas literarias devenidas del marxismo, el neomarxismo (Lukács, Goldmann, Escarpit), la Escuela de Frankfurt (Benjamin, Adorno) como el estructuralismo (Todorov, Barthes) fueron recogidos por Sarlo para instalarlos en el eje de la discusión sobre la cientificidad de la literatura. Junto con Carlos Altamirano, han sido portadores de un nivel intelectual muy imporante en los años sesenta y setenta.
Pero parece que duró poco. Sobre todo a Sarlo. La autora de variados ensayos sobre política y cultura, además de literatura, siempre genera polémica cuando su voz despierta cierto interés para expresar lo que piensa acerca de la política actual. Es conocida su presencia en el programa oficialista 678, en cuya presentación demostró cierta solvencia de sus argumentos aunque muy focalizado en los medios exteriores.
Sin embargo, es la Sarlo hablando sobre literatura la que más interesa o parece ser efectiva en sus análisis.
Hace poco hallé un texto muy interesante sobre política y literatura de los años sesenta. Una compilación de textos de Julius Lester y René Depestre cuyas traducciones fueron hechas por Piri Lugones, guerrillera y nieta del poeta. Los temas van desde el ataque del EEUU a Vietnam, el Che Guevara, el Surrealismo de Bretón, los negros, el asesinato de Martin Luter King, racismo, el liberalismo, el fascismo. La selección de esos textos para Centro Editor de América latina fueron hecho por Beatriz Sarlo, la misma que hoy defiende a los monopolios y tiene un discurso aristocrático.
Kovadloff, Andahazi, Caparrós también han pasado por esto, a lo que yo llamo “desvaríos de pensamiento”. ¿A qué se debe semejante cambio? ¿Qué debió vivir un intelectual como sarlo para tener un origen maoísta y terminar sacando el escudo para la derecha?
Cuando murió David Viñas, Beatriz se paseó por varios canales recordando al gran crítico de izquierda en la argentina. Viñas, más de una vez, le reprochó sus tendencias conservadoras (Lean “Menemato y otros suburbios”). Muchos escritores, críticos e intelectuales han vivdo ese desajuste, ese defasaje que va de lo popular a lo elitista, de izquierda a derecha, de marxismo a liberalismo.
De todos modos, hay que leer a Sarlo. Como así también a Vargas LLosa. Pero no le crean sus discursos políticos, disfruten de lo que ficcionalizan.

jueves, 27 de febrero de 2014

"La izquierda abstracta" vs La construcción desde abajo

Hace desde unos días ya que vengo escuchando el término "Izquierda Abstracta" que militantes kirchneristas utilizan para denominar a un sector político ideológico asociado con ideas marxistas.
Le es muy difícil a este gobierno nacional aceptar críticas, y menos por izquierda (la derecha es vergonzosa y cipaya) que suelen ser constructivas sin intención de pecar en la absoluta ignorancia.
Lo cierto es que el término no es nuevo. Los kirchneristas se jactan de que en el año 2009 Norberto Galasso, pensador oficialista de la llamada "izquierda nacional" (cuyo significado le cuaja al "peronismo progresista"), dijo que "la izquierda abstracta termina sirviendo a la derecha". A partir de aquí es que quiero aclarar a qué se refiere con esta corriente ideológica y a quiénes atañen hoy, si es que existe como tal la presentan.
Como aclaré anteriormente, esta nominación tienen varias décadas de discusión. Fernández Arregui, un pensador con gran formación marxista y de la "izquierda nacional", se encargó de examinar la idea con énfasis y definiciones importantes.
En primer lugar, vale aclarar que Arregui se refiere, con "izquierda abstracta", a las líneas de los llamados partidos tradicionales de la izquierda, léase Partido Comunista y Socialista, a los que tilda de "antinacionales". Comparto esta mirada ya que, en nuestro país, dichos partidos intentaron implementar el dogma del socialismo a la realidad argentina, desconocida por ellos y que quedó abrumada por la fundación del peronismo. Tanto el Partido Comunista y el Partido Socialista quedaron aislados y siempre representaron a la burguesía nacional que, a la hora de pelear por los intereses del pueblo, se replegaban en los manueales de Marx y Engels sin poder salir nunca a la disputa en el campo político y social.
Este es un error que se repitió en varios países del mundo. El gran error fue haber creído en esos partidos, creer que la revolución se hace con una receta ya impresa y nada más. Pese a los intentos de verdaderas trasformaciones a principios del siglo XX por parte de Juan B. Justo y Alicia Moreau hasta Alfredo Palacios, desde lo orgánico no hubo un real acompañamiento a los procesos de luchas sobre todo a partir del golpe del 30.
Se dice que el PC apoyó prácticamente todos los golpes militares. Y ésto va en sintonía con lo que el boliviano Monge hizo cuando que le negó el apoyo al Che Guevara en Bolivia o las diferencias entre el MIR y Allende que culminaron en la dictadura de Pinochet.
Los partidos de izquierda tradicionales siempre estuvieron más cerca de Stalin que de Lenin. La idea de la "izquierda europeizada", que también sostiene Arregui, funcionó durante muchos años en nuestro país a causa de una ceguera por no querer mirar qué pasaba en la calle. Esos partidos son también los que rechazaban la lucha armada, y los militantes que pensaban en la revolución se fueron de inmediato a poner el cuerpo con Masetti en el 64 o con el ERP a fines de los 60, principios de los 70.
Acá ya hay una gran diferencia. Tanto el ERP como Montoneros hablaban de una patria socialista (Arregui también lo hacía, y murió de cara a tal frustración), ninguno miraba a Europa (de hecho se formaron en Cuba y en Nicaragua), pero los Montoneros tuvieron la equivocadísima visión de que Perón apostaría por el "socialismo nacional" cuando estaba rodeado por la burocracia sindical de Rucci y la derecha más recalcitrante de López Rega, creador de la Triple A. Perón no podía desconocer estas circunstacias y tratarlos de "imberbes" fue la gran prueba de que al General no le interesaba ningún cambio profundo. De hecho, el verso "Combatiendo al capital" de la marcha jamás se tomó en serio.
Hay una frase muy interesante de Fernández Arregui que intenta clarificar cuál debiera ser el rol de la izquierda: " El marxismo no puede constituirse en dogma, sino que tiene que renovarse constantemente, adaptarse a las circunstancias históricas y ajustarse a la realidad en la cual se desarrolla. Nuestro país debe mirarse en el espejo latinoamericano, no en el europeo que siempre le entregará una imagen distorsionada. La construcción debe darse desde el pueblo...". Coincido. De hecho, la NO izquierda abstracta (bien lejos del PC de Echegaray y del PS de Binner, y por tanto lejos del kirchnerismo que se cree que es la izquierda ) lleva en su bandera la frase de Mariátegui para construir el socialismo del Siglo XXI: "Ni calco ni copia, sino creación heroica" que reafirma lo de Arregui y que, por tanto, se distancia de la izquierda tradicional. Los movimientos sociales con una fuerte impronta latinoamericanista y anticolonialista se encuentran bien a la izquierda del kirchnerismo y es un alivio, porque es posible creer en una construcción autónoma, horizontal y verdaderamente popular.
Por otra parte, Arregui asegura que " los comunistas en su interpretación histórica son mitristas ( Jauretche hablará de los mitro-marxistas)" y nada tiene que ver con la interpretación de la realidad que hace la izquierda actual, marxista, martiana, indigenista, del Fidel y Chávez. Aquella concepción de la "izquierda abstracta" puede ser vista hoy con claridad en el viejo Partido Intransigente, en Nuevo Encuentro (que de izquierda nunca tuvo nada), en la Federación Juvenil Comunista, y en las tradiciones de izquierda que adhieren al kirchnerismo, que es lo mismo que decir "un progresismo abstracto" que se autoengaña, y que encaja en lo que afirma Fernández Arregui: "Actúan como intelectuales coloniales, y construyen una imagen ficticia del país, negando a éste como tal (...) No fundamenta su construcción en el colectivo". Sino escuchen a Depetris diciéndo que "quien la presidenta elija" será candidato a gobernar en 2015, lo que habla de una ineptitud democrática eleccionaria.
Fernández Arregui tiene razón cuando los partidos tradicionales se dicen marxistas y no saben utilizar ese método para "interpretar la realidad". Esto mismo, traspolado al plano actual, el kirhcnerismo se jacta de cierto progresismo y firma tratados con empresas extranjeras, con multinacionales colonialistas, prioriza el salario de las FFAA antes que el de los docentes, privatiza los trenes, y después llama "cipayos" y "vendepatrias" a otros. El librealismo que critica Arregui es ahora el neodesarrollismo del gobierno nacional, tiene las mismas características.
Esto último es lo que la verdadera izquierda denuncia, en contra de los intereses de los de arriba, del imperialismo. Estoy seguro de que si resucitara, Arregui se replantearía muchísimas cosas de lo que en su período se vislumbró como una cosa y caen otra, de Cook a Isabelita. Viejos militantes de la "izquierda abstracta" que criticaban ahora están del lado de los de arriba, del enemigo.
Desde abajo se va construyendo otra sociedad. Está en los barrios populares, en las universidades, en las escuelas, en las calles, en las vías, en los puentes. Es la esperanza que sigue intacta para construir una sociedad mejor, el cambio social con poder popular. 

lunes, 24 de febrero de 2014

El rol del escritor en la sociedad


Exposición y debate acerca del papel del escritor en la sociedad actual.
Nicolás Arizcuren y Víctor Torres compartieron ideas, a mediados de enero de este año, para la jornada literaria organizada por ADET (Asociación de Escritores de Tandil) en la Casa de la Cultura.
A continuación, el video de la charla.

http://www.youtube.com/watch?v=zmw9m1kqrio

martes, 18 de febrero de 2014

Tirar a Casas por la ventana




Hay mucho pastiche en los ensayos de Fabián Casas. Tanto en “Bonsai” como en “La supremacía Tolstoi”, el escritor/filósofo evoca temas que le interesan y sin reparar en si se relacionan o no, los une en una serie de notas, reseñas y artículos en dos libros que parecen ser continuos. ¿Para cuándo el último de la trilogía Fabián?
Debo aclarar que no me parece nada malo esa extraña mezcla donde conviven San Lorenzo, Los Beatles y Faulkner. Parece ser un procedimiento de la literatura argentina actual, fruto de algún pasado o síntoma de otra cosa.
“La supremacía Tolstoi” (2013) me gustó más que “Bonsai”. En éste último -que publicó primero, en 2007- se desata una crítica pocas veces amable y otras tantas prudentes según el tema.
Me resulta incómodo un breve artículo -el más breve del libro- llamado “El Diablo” de la página 88 en el cual despotrica contra Hugo Chávez. Lo llama bajo el epíteto “actor cómico que gobierna Venezuela” y hace referencia al discurso que el ex presidente de la República Bolivariana manifestó en una de las asambleas de Naciones Unidas donde tilda de “diablo” a Bush.
¡Persígnese Casas! ¡Hágalo tranquilo, hombre! Déjeme a mí blasfemar un poco: Mismísimo demonio, Mefistófeles, Malo, Rey de los infiernos y cuánto más crea necesario utilizar estos apodos singulares para denominar al verdadero tirano del siglo XXI.
No se asuste Casas, tengo guardados otros insultos que tal vez le ocasionen algún espanto, cuando quiera se los digo. Bush es lo que dijo Chávez, y más también.
Pero, al margen de la simpatía que le genere o no Chávez a Casas (que por supuesto le puede no agradar), lo que más me hace ruido en el texto es la idea de equilibrar a ambos ex mandatarios: “... no eran enemigos. Estaban trabajando de enemigos” es la frase última que suelta el escritor/filósofo (¿por leer la obra completa de Nietzsche uno ya se puede considerar filósofo?) como si hubiese existido una complicidad entre un revolucionario y un “bandolero” alcoholizado.
Posiblemente no exista presidente más locuaz que Chávez Frías en la historia de nuestro continente, alguien que nunca hizo una guerra y que luchó por su patria, que construyó una nueva forma de hacer política.
Los discursos de Chávez han tenido un dejo de demagogia. Es algo reprochable y lo digo admirando la obra del venezolano y su pueblo. A diferencia de Casas, observo en el discurso de Chávez “la voz del pueblo”, en esas palabras están también las víctimas del imperialismo yanqui, los muertos de Irak y hasta los mismos que habitaban las Torres Gemelas en el día del atentado.
Bush ha sido -y es- la mierda de este mundo hecha persona, Casas, y usted dice que hay una especie de juego para ver quién se odia más. Le pifia, señor, la tiró a la tribuna, usando sus jergas recurrentes en sus simpáticos ensayos.

miércoles, 5 de febrero de 2014

La incipiente condición de decir: literatura rosista y antirosista




En este breve artículo pretendo trabajar con un par de los autores argentinos más controvertidos del siglo XIX, cuyas obras, sin duda, han trascendido y son una cita permanente en cada discusión política de nuestra historia.

El matadero” de Esteban Echeverría es uno de los textos fundamentales del siglo XIX que expresaron vivamente los conceptos de la época desde una mirada crítica y fundamentando los quehaceres del poder. En la narración de Echeverría fluyen los sentimientos de hostilidad entre las dos referencias políticas de la época: unitarismo y federalismo. El autor de “La cautiva” lleva al extremo la antinomia y los enfrenta hasta en un “acto de homosexualidad” como resulta la violación de un partidario unitario por parte de un grupo de federales.

Apenas, articuló esto el juez, cuatro sayones, salpicados de sangre, suspendieron al joven y lo tendieron largo sobre la mesa comprimiéndole todos sus miembros.
  • Primero degollarme que desnudarme, infame canalla...
Los federales habían dado fin a una de sus innumerables proezas. En aquel tiempo los carniceros degolladores del matadero eran los apóstoles que propagaban a verga y puñal la federación rosina...1

Echeverría narró una circunstancia en la que un joven, de la generación del Romanticismo, intentaba huir de las manos de los soldados rosistas. De alguna manera, ese joven era él, una metáfora de su vida escondiéndose, que fue perseguido por Rosas y sufrió el exilio en un momento donde una enfermedad lo tenía a maltraer. Tal vez no se pueda pensar que Echeverría era un “salvaje unitario” ya que no creía en los métodos violentos como forma de poder, pero sí la obra plantea la acción de los federales contra una víctima unitaria. A Echeverría le interesa más describir la agresión de los federales, victimizándo así a los unitarios.
Como contrapartida, se puede mencionar la obra de Luis Pérez donde puede observarse una lectura de índole “apreciativas” sobre “El Restaurador”, es decir, Pérez comunica con sus versos cierta crítica lograda partir del diálogo entre dos gauchos de diferente “clase social” pero que los une el lenguaje y las perspectivas sociales: el patrón y el peón en la época de Rosas.
En un fascímil creado por él mismo (“El gaucho”, Bs. As. 27 de octubre de 1830), “La historia de Pancho Lugares”, un patriota que enaltece la figura de Rosas:

Diez años ya en el campo/todo gaucho lo quería/pues en pialar y enlazar/ EL RUBIO se distinguía.”
No había trabajo por juerte/que aquel se le resistiera/era popular, honrado/Y buen hijo a toda prueba.”
Con esta capacidad/se gano tal distinción/Que en el pago era de todos/Sin duda la admiración.”

Sin dudas, para Pérez la figura de Rosas es valorable desde todo punto de vista. Es un hombre de bien, trabajador, que se ocupó del pueblerino. A través del periódico, Pérez le hace saber a los ciudadanos, mediante la figurar de un gaucho, que Rosas en noble de ejemplo, y ese mecanismo de utiizar una figura se repite nuevamente como con otro autores. La diferencia radica en que Pérez frecuentaba las clases populares como uno más, es decir, su posición anti-aristócrata lo ubicaba como un poeta de la plebe, sumido como parroquiano en las pulperías, abstraído por el paisanaje con la función de escritor.


1Echeverría, Esteban. (1871) “El matadero”. Longseller. Bs. As. 2006- Pág. 245 y 248.

viernes, 24 de enero de 2014

Los niños siempre tienen razón

Siempre me disgustaron los dibujos animados de Disney, incluso cuando yo era chico. Me dije, pues, liberar a mis hijos de programas ilusos, sin sentido, de los programas que dicho canal transmite. Es difícil escapar siendo que están tan impuestos ya sea en la televisión como a través de internet.
Huarmi, al parecer, se vio encantada con “Doctora muñecas”, un dibujo (que ya nada se parecen a los que había en mi época) que relata el “oficio” de una niña morocha (reconozco el avance de la programación en este sentido, ya que durante muchos años tuvo cierto prejuicio hacia los negros) que cura a los muñecos de todo tipo. Su familia, a parte de la madre, son algunos muñecos que la acompañan en sus aventuras.
En una conversación póstuma me dice “¿Viste papá que Riquelme trabaja en los dibus?”. “¿Riquelme?. ¿El jugador de fútbol?”- le pregunto asombrado. “Sí, el mismo. Ese que juega con la camiseta rosa”- sentencia. “No hija, te habrás equivocado. ¿Será que se llama Román y vos lo confundiste? No todos los “Román” son Riquelme ni futbolistas”- le explico para evitar enredos en su memoria y pensamiento. “De verdad, papá”- con un halo de insistencia. Los niños suelen hacer asociaciones disparatadas, pero muchas veces resultan verdaderamente asombrosas. Los niños siempre tienen la razón.
Por supuesto que yo dudaba de que sea cierto. A lo mejor, era la pantera rosa y por eso lo había confundido. Pero claro, luego me aportó otros datos interesantes. “¡Hasta tiene bufanda y no corre, camina!”. Me sorprendió el grado de descripción tan precisa. Decidí, entonces, mirar con ella el programa y así salir de semejante embrollo.
Pero, ¡claro!, ¡Cómo no se iba a confundir Huarmi!. Al que ella confundió con Riquelme era un muñeco de nieve, y se llama ¡FRIOLÍN!.
Los niños siempre tienen razón.

sábado, 18 de enero de 2014

Borges y el otro Borges

Supongamos que vivió más en la calle México que en el mismísimo barrio de Palermo (no importa si el Soho o el Hollywood, el nuevo o el viejo) y que su inmortal desdicha lo condujo hacia la eternidad, la de los libros, la cultura y la crítica universal. Yo hablo del otro, el de la infamia y los fervores que varias veces suele confundirse con el lúcido hacedor que, a pesar de la ceguera, se sienta a contar las líneas de unos felinos y a silbar “la cumparsita” en las avenidas de Zurich. Escapan de un laberinto (Borges y él) y se involucran en otro que se bifurca sin tiempo ni eternidad. A uno lo deleita la prosa de Conrad y el otro exaspera con Shopenhauer. A Borges le surge un diálogo con Homero y una cita con Sábato, mientras que al otro –amante de los mapas- un interminable río de recuerdos junto a Heráclito, Shakespeare y Cervantes. -“Cada uno de los dos era el remeda caricaturesco del otro”. Contaba uno de ellos confundido como en una torre de Babel. Recostado en guardalibros de Cambridge o Ginebra lee a pesar de la ceguera. Practica latín e inglés, harto de suturas y condiciones ambiguas. En prosa o en verso. A Poe o a Faulkner. Con Bioy o Macedonio. A los dos les agrada compartir un café en Buenos Aires o en casa de las Ocampo resolviendo el esquema casi dogmático para instaurar el ultraísmo en América y manifestarlo en Sur o en Proa. Vieron a Fierro huir despacio como desconociendo un hecho, simulando un homicidio. Alguno de los dos lo vio morir en el desierto en manos de un morocho. La crónica así lo amerita. Fueron testigos de aquel hombre de frondoso prontuario que apuñalaba en los conventillos y que se disfrazaba con el nombre de Muraña. Pero yo les hablo de él, de Borges... de él y de Borges. Aquel escritor erudito y agnóstico (entiéndase en plural) que rozó el Nobel con la punta de sus dedos cuando los suecos se jactaron de su apoyo derechista. El “niño” que vociferaba en las Universidades de todo el planeta urgiendo de su desidia, optar por leer antes de escribir. Entonces, es a más de uno al que le gusta leer, que intenta descubrir los enigmas del tiempo. El fue quien, despiadado e infeliz, acometió a injuriar las proezas de los hombres que se ríen del destino y acaban desafortunados. Borges fue quien repliega el lenguaje súbdito de la tradición literaria argentina, para convertirse en un Inglés destinado a los arrabales porteños. Ahora su alma ríe en otro lado, vaya a saber uno en qué locura de Menard. Uno reconoce que el otro emplea bien el disfraz e ignoran si han sido cuerpos de una misma sombra. El espíritu cree ser el mismo, las virtudes parecidas. La vida es otra, o la del otro. Hoy, ya no sé cuál de los dos escribe éstas páginas.

martes, 14 de enero de 2014

Charla-debate sobre literatura en la casa de la cultura: ADET

CHARLA DEBATE: "El rol del escritor en la sociedad actual" el VIERNES 17 DE ENERO a las 19hs en la Casa de la Cultura (Rodríguez y Belgrano). Entrada libre y gratuita.
A cargo de Víctor Torres y Nicolas Arizcuren
En el marco de "CONSTRUCTORES DE ESPEJOS" actividad cultural en Tandil organizada por ADET.
Los esperamos!!